Laura Bicker
Corresponsal en China
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La presencia del líder norcoreano Kim Jong Un en el desfile militar en Beijing, junto al presidente ruso Vladimir Putin y el líder chino Xi Jinping, es sin duda una gran oportunidad para la foto.
También es un importante triunfo diplomático para Xi.
El líder chino ha estado esforzándose por proyectar el poder de Beijing en el escenario internacional, no solo como la segunda economía mundial, sino también como un peso pesado en la diplomacia.
Ha enfatizado el papel de China como un partner comercial estable, mientras que los aranceles de Trump alteraban las relaciones económicas.
Ahora, mientras un acuerdo con Putin para terminar la guerra en Ucrania sigue siendo difícil para el presidente estadounidense, Xi se prepara para recibirlo en Beijing.
La asistencia de Kim, un anuncio sorpresa, es igual de significativa. Trump dijo esta semana, en una reunión con el presidente surcoreano, que quería volver a reunirse con Kim Jong Un.
Su último intento de diplomacia con el dictador recluso terminó sin avances, a pesar de dos cumbres que cautivaron al mundo. Trump sugiere que quiere intentarlo de nuevo.
Mientras tanto, el líder chino señala que podría tener las cartas geopolíticas en este juego, y que su influencia –aunque limitada– sobre Kim y Putin podría ser crucial en cualquier acuerdo.
El desfile del 3 de septiembre mostrará el poderío militar de China para conmemorar los 80 años desde la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial, que puso fin a su ocupación de partes de China.
Pero ahora Xi también lo ha convertido en una exhibición de algo más, y el momento es clave. La Casa Blanca ha sugerido que el presidente Trump podría estar en la región a fines de octubre y está abierto a reunirse con Xi.
Hay mucho sobre la mesa para discutir: desde un esperado acuerdo sobre aranceles y la venta de TikTok en EE. UU., hasta la capacidad de Beijing para persuadir a Putin de acordar un alto al fuego o más en Ucrania.
Ahora, habiendo reunido tanto a Kim como a Putin, el líder chino podría sentarse con Trump sin sentirse excluido del círculo –y dada su cercana relación con ambos líderes, incluso podría tener información que su contraparte estadounidense no tiene.
Rusia y Corea del Norte son parías ante los ojos del mundo occidental. Kim lo ha sido por más tiempo que Putin debido a su programa de armas, pero su apoyo a la invasión rusa de Ucrania ha renovado la condena.
Así que la invitación a Beijing es un gran paso para él; la última vez que un líder norcoreano asistió a un desfile militar en China fue en 1959.
Ha habido poco contacto público entre Xi y Kim desde 2019, cuando se reunieron para conmemorar el 70 aniversario de los lazos entre China y Corea del Norte. Beijing también fue la primera parada de Kim Jong Un en 2018 antes de sus cumbres con el presidente Trump para frenar el programa nuclear de Pyongyang.
Más recientemente, Xi incluso parecía estar al margen de una alianza Moscú-Pyongyang que se profundizaba, una de la que quizás Beijing no quería ser parte.
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La invasión rusa de Ucrania ha acercado a Kim Jong Un y a Vladimir Putin.
China ha intentado mantenerse públicamente neutral en la guerra de Ucrania, mientras urge una solución pacífica. Pero EE. UU. y sus aliados acusan a Beijing de apoyar los esfuerzos de Moscú al suministrar componentes que Rusia puede usar en su esfuerzo bélico.
Algunos analistas se preguntaron si la relación de China con Corea del Norte se había deteriorado mientras Kim se acercaba más a Putin. Pero la visita de Kim a Beijing la próxima semana sugiere lo contrario.
No es una relación que el líder norcoreano pueda abandonar fácilmente: su economía depende en gran medida de China, que proporciona casi el 90% de las importaciones de alimentos. Y estar en ese escenario no solo con Putin y Xi, sino con otros líderes de Indonesia, Irán, etc., también le ofrece legitimidad a Kim.
Para Xi, esto es un apalancamiento diplomático con Washington antes de una posible cumbre con Trump.
Los dos países han continuado las conversaciones para intentar llegar a un acuerdo y evitar aranceles ruinosos y una guerra comercial. Hay otra pausa de 90 días en curso, pero el tiempo corre, por lo que Xi querrá la mano más fuerte posible mientras continúan las negociaciones.
Tiene mucho que ofrecer: China ayudó a Trump en el pasado cuando intentó reunirse con Kim Jong Un. ¿Podría Xi hacerlo de nuevo?
Más importante quizás es el papel que China podría desempeñar para terminar la guerra en Ucrania.
La pregunta más llamativa de todas: ¿podría haber una reunión entre Xi, Putin, Kim y Donald Trump?
