El Partido Laborista de Noruega, liderado por Jonas Gahr Støre, a ganado un segundo mandato en las elecciones generales, por delante de un partido populista de derecha que duplicó sus votos.
En un país acostumbrado a gobiernos minoritarios, el Partido Laborista tiene la oportunidad de formar una mayoría ajustada de dos escaños en el Storting, que tiene 169, si consigue el apoyo de cuatro partidos más pequeños de centro-izquierda.
Los cuatro millones de votantes noruegos acudieron en gran número, y la participación del 78,9% fue la más alta en años.
El Partido del Progreso antiinmigración de Sylvi Listhaug fue el que más avanzó, consiguiendo casi el 24% de los votos y 48 escaños.
Jonas Gahr Støre, de 65 años, dijo a sus simpatizantes jubilosos que, a pesar de que las fuerzas de derecha están en ascenso en Europa, los partidos socialdemócratas todavía pueden ganar elecciones.
Con la mayoría de los votos escrutados, el Partido Laborista obtuvo un 28,2% de los votos y 53 escaños, una mejora respecto a su resultado en las elecciones de 2021.
La campaña inicialmente estuvo dominada por la política exterior, incluyendo las guerras en Gaza y Ucrania, pero los días previos a la votación se centraron en el aumento del costo de vida, la industria petrolera y la reforma de un impuesto a la riqueza que ha provocado que cientos de noruegos se muden a Suiza.
A pesar de su pequeña población de 5,6 millones, Noruega tiene mucho peso en el escenario internacional. Miembro fundador de la OTAN, comparte una frontera ártica con Rusia y es parte del mercado único de la UE pero no es un estado miembro.
El apoyo al Partido Laborista se vio impulsado a principios de este año cuando el exjefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, una figura popular en Noruega, se unió al gobierno como ministro de finanzas.
Sylvi Listhaug, de 47 años, felicitó al líder laborista por la victoria de su partido, pero dijo a sus seguidores que Noruega tenía “cuatro años difíciles por delante” bajo la izquierda.
Su Partido del Progreso no tiene esperanzas de formar una coalición, ya que los partidos de derecha se quedaron tres escaños por debajo de los 85 necesarios para obtener mayoría.
Los Conservadores perdieron terreno con un 14,6% y su líder, la ex primera ministra Erna Solberg, ha dicho que es poco probable que se presente nuevamente.
La formación de una coalición probablemente llevará varias semanas, y si el Partido Laborista logra formar una mayoría, tendrá que superar desacuerdos políticos con los partidos más pequeños sobre el futuro de la industria petrolera y las inversiones del enorme fondo soberano de riqueza de Noruega.
