La situación ha sido particularmente notable durante los últimos meses. Crédito de la foto: Freepik
Las calles de Almoradí se han convertido en el foco de una creciente frustración entre los vecinos, quienes afirman que el servicio de recogida de basura es deficiente pese a los recientes aumentos en la tasa de residuos. Los residentes se quejan de que los contenedores desbordados, las bolsas sin recoger y los enseres abandonados están deteriorando la imagen del municipio y creando una sensación de abandono.
La situación ha sido particularmente notable durante los últimos meses. Si bien el ayuntamiento local anunció una subida de las tarifas de recogida a principios de año, los residentes sostienen que el servicio no ha mejorado. De hecho, muchos argumentan que se ha vuelto más irregular, habiendo barrios que experimentan largas demoras entre las recogidas. “Pagamos más, pero recibimos menos”, afirmó un vecino de Almoradí, quien describió la acumulación de basura en los puntos de recogida como “inaceptable”.
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Agrava la frustración el problema de los residuos voluminosos, como colchones, armarios y sofás, que son abandonados en las aceras. Almoradí sí dispone de un teléfono especial para solicitar la recogida de estos objetos, pero muchos residentes lo ignoran o desconocen su existencia. Como resultado, los muebles suelen permanecer abandonados durante días, abarrotando aún más las calles y generando un panorama desagradable. En declaraciones a Euro Weekly News, un residente señaló que no toda la culpa recae en el consistorio. “Gran parte de esto cae sobre los propios vecinos, que parecen disfrutar viviendo en la suciedad. Se arrojan colchones y se dejan en la calle sin recoger durante días”, afirmó el vecino, añadiendo que la responsabilidad cívica es tan importante como los servicios eficaces.
Otro residente, sin embargo, argumentó lo contrario. “No es solo gente incívica; el problema tiene más que ver con el Ayuntamiento. La gente sí llama al número de recogida, pero el asunto es que nadie contesta en realidad. Puedes estar llamando durante días. Comprendo que la gente no puede guardar la basura en sus casas para siempre, así que si el servicio de recogida no coge el teléfono, ¿qué otra opción queda?”, se preguntó. Muchos vecinos se quejan de que el ayuntamiento no ha ofrecido explicaciones claras sobre por qué el servicio parece haber empeorado a pesar de las tarifas más elevadas. Sostienen que ha habido una falta de comunicación, con escaso esfuerzo visible para mejorar los horarios de recogida o hacer cumplir las normas existentes sobre la eliminación de voluminosos. Los residentes dicen sentirse dejados a oscuras y que el aumento de impuestos solo ha ahondado su frustración.
También se han planteado preocupaciones sanitarias. Los contenedores desbordados atraen animales callejeros e insectos, mientras que los fuertes olores de los residuos no recogidos son particularmente problemáticos con el calor. Los comerciantes de las zonas céntricas afirman que el problema está afectando a sus negocios, ya que la basura cerca de sus puertas disuade a clientes potenciales. Las redes sociales han amplificado el enfado, circularndo imágenes de basura sin recoger ampliamente en foros vecinales. Algunas publicaciones se han vuelto virales a nivel local, desatando acalorados debates sobre la responsabilidad y las soluciones. Varios residentes arguyen que, si bien el ayuntamiento debe proporcionar un servicio más fiable, los ciudadanos también tienen el deber de deshacerse de sus residuos correctamente.
Las asociaciones vecinales ahora exigen tanto una mejora de los servicios como una aplicación más estricta de las normas. Sugieren que las multas por vertido ilegal se apliquen con mayor rigor, junto a campañas de información pública más intensas sobre el teléfono de voluminosos y los horarios de recogida. La situación ha llevado a muchos residentes de Almoradí a cuestionarse si el pueblo está obteniendo rendimiento por su dinero con el aumento del impuesto. Por ahora, la ira continúa en aumento, con los vecinos demandando claridad, rendición de cuentas y mejoras visibles. Sin cambios, los residentes advierten de que la frustración podría desbocarse en protestas organizadas o campañas públicas.
Los problemas con los residuos en Almoradí han dejado de ser una simple cuestión de contenedores que rebosan: para muchos, representan una sensación más amplia de desconexión entre el ayuntamiento y la comunidad a la que sirve.
