Reyes Rigo, una de las tres mujeres mallorquinas que integraban la Flotilla Global Sumud con rumbo a Gaza, sigue siendo retenida por las autoridades israelíes, acusada de haber mordido a un oficial de prisiones.
Lucía Muñoz, concejala de Podemos en el Ayuntamiento de Palma, y Alejandra Martínez, periodista, eran las otras dos mujeres detenidas luego de que la flotilla fuera interceptada por la Marina israelí a menos de cien millas de la costa de Gaza el miércoles pasado. Ambas regresaron a Madrid el lunes por la noche en un avión del Ejército del Aire enviado para repatriar a los veintisiete españoles que habían sido liberados por los israelíes.
Permanecieron casi cinco días en condiciones precarias en una prisión del desierto del Néguev e insisten en que su detención fue ilegal. Existen relatos sobre condiciones inhumanas y malos tratos: privación de sueño, falta de comida y agua, palizas, racismo y encierro en una jaula. Israel niega todas ésas acusaciones.
La exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se encontraba entre el primer grupo de españoles que regresó a España el domingo. Tiene la intención de presentar una denuncia ante la Audiencia Nacional contra el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, el ministro de Defensa israelí Israel Katz y otros oficiales militares por la detención de los activistas de la flotilla.
Se prevé que Reyes Rigo sea deportada el miércoles. Ella afirma que fue “sacada a la fuerza de la celda”. El Servicio Penitenciario israelí sostiene que a ella y a otra persona se les pidió que salieran de la celda, pero estas se arrojaron al suelo. “Nos provocaron. Propinaron patadas a los guardias”.