Hace aproximadamente ochenta años, cuando Otto Neurath falleció en Oxford, lejos de su Viena natal, todavía se estaba estableciendo en el exilio. Al igual que muchos refugiados judíos, este economista, filósofo y sociólogo fue internado en la Isla de Man como un extranjero enemigo sospechoso. Estaba con su tercera esposa y colaboradora cercana, Marie Reidemeister. Juntos habían logrado escapar de los Países Bajos en 1940 en un barco destartalado, cruzando el Canal en el último minuto.
Gracias al uso pionero que Neurath hizo de las estadísticas pictóricas, o “Isotipos” como los llamaba Reidemeister, dejó un legado enorme en las artes y ciencias sociales. Este lenguaje es el que nos permite decodificar y analizar el mundo moderno. Sin embargo, su relevancia duradera hubiera sido difícil de predecir cuando murió a los 63 años. Neurath exigía que sus imágenes ‘mostraran lo más importante del objeto de un primer vistazo’.
En ese momento, su Método Vienés de Estadística Pictórica había tenido relativamente poco impacto en el Reino Unido. Su “autobiografía visual” fue archivada por sus editores, quienes probablemente no entendieron la ambiciosa propuesta de su título, “De los Jeroglíficos al Isotype”.
Este libro, que permaneció inédito hasta 2010, sugería que su propia creación representaba un pico civilizatorio. Esbozaba su visión democratizadora para superar las divisiones de clase en la educación, algo que quedó cristalizado en el eslogan: “Las palabras dividen, las imágenes unen”.
Esto evocaba el espíritu socialista de la “Viena Roja” de entreguerras, que estaba en desacuerdo con la orientación capitalista de la cultura pop angloamericana de posguerra. Pero el entusiasmo de Neurath por los métodos modernos de reproducción se correspondía con la naturaleza del pop como arte fabricado en masa sin un original único. Y así como los eslóganes publicitarios buscan un atractivo instantáneo, Neurath también demandaba imágenes que mostraran lo esencial de inmediato.
En retrospectiva, su semiótica anticipó mucho del arte pop. Sus metas iban más allá de lo utilitario. Como pieza clave del programa de viviendas sociales de Viena, situaba la “felicidad” por encima de las ventajas prácticas de la tipificación, enfadando a los puristas. Al mismo tiempo, le encantaba la nueva tecnología, apoyando el Saraga-Generator, un instrumento electrónico temprano, y prediciendo la creación de una “voz Isotype” artificial para documentales.
Tiene mucho sentido que, en 2017, el dúo británico Orchestral Manoeuvres in the Dark, que usó el encanto del habla sintetizada, lanzara una canción llamada “Isotype”. El cantante Andy McCluskey quería celebrar el “genio absoluto” de Neurath. Tanto él como el diseñador gráfico Peter Saville descubrieron su método en los años 80.
Para ellos, el estilo desornamentado de los Isotipos, diseñado principalmente por Gerd Arntz, parecía predecir perfectamente el ascetismo gráfico de la era post-punk. “Nos gustaba la idea de reducir las cosas al mínimo y aún así transmitir el mensaje”, dice McCluskey. Ambos crecieron con el álbum “Autobahn” de Kraftwerk, cuya portada era un simple Isotipo.
Sin embargo, hay cierta ambivalencia en la admiración de McCluskey por las imágenes proto-pop de Neurath. “Lo que me preocupó fue una de sus frases: ‘Es mejor recordar imágenes simples que olvidar cifras exactas'”, comenta. “Originalmente eso era un mantra que adoraba. Pero también es un predictor aterrador del mundo actual, de los eslóganes y nuestra capacidad limitada para entender. ¿No suena como el mantra político de Donald Trump?”
El video del tributo de OMD a Neurath es un mandala en movimiento de isotipos creado por el artista alemán Henning M Lederer. Tiene un lugar destacado en “Wissen für alle: Isotype”, una nueva exposición en el Wien Museum sobre el trabajo y legado de Neurath.
Con muchos carteles originales amarillentos diseñados para sus “museos del futuro” de reproducción masiva, es una muestra compacta pero efectiva, llena de la energía utópica socialista que recorría las calles de Viena antes de la llegada del austrofascismo y el régimen nazi. Lo que hace unos años podría parecer mera nostalgia, ahora se siente como un manual redescubierto para la resistencia; un útil recordatorio de cómo la política de izquierdas buscaba superar el esnobismo intelectual y esforzarse por hacerse entender.
