La primera vez que probé una hamburguesa en Mallorca y una 7UP fue cuando miembros de la armada estadounidense llegaron a nuestro pueblo e hicierón una fiesta para todos los niños. Fue un ejercicio de ‘hearts and minds’ que funcionó de maravilla. Avancemos cincuenta años y la Armada de los EE. UU. en Mallorca se puede ver, pero no oír.
El imponente portaaviones Gerald Ford estuvo fondeado en la bahía de Palma durante una semana, pero por la ciudad uno ni se habría enterado. Creo haber visto a un puñado de marineros en Palma y en Magaluf. Todos iban en pequeños grupos y mantenían un perfil discreto. No se permitió a nadie subir a bordo del portaaviones y fue una visita claramente discreta. Una verdadera lástima.
La Armada estadounidense siempre ha sido bienvenida en Mallorca y esto sigue siendo así hoy. Seamos sinceros, deberíamos haber hecho que la tripulación del Gerald Ford se sintiera más acogida. Su único recibimiento fue una pequeña protesta contra su presencia por parte del lobby pro-palestino.
¿Y un mensaje de bienvenida a la tripulación por parte del gobierno balear? ¿Qué tal si el ayuntamiento promoviese una hora feliz de dos por uno en cervezas y refrescos para la tripulación durante un período y tiempo limitado? Recordemos que España es miembro de la OTAN y, si la situación se complica, serán barcos como el Gerald Ford los que protegerán Mallorca y España.
