La última encuesta del Govern balear sobre la opinión de los residentes respecto al turismo apunta a un creciente descontento. Un 38,8% de la ciudadanía se muestra abiertamente disconforme; un 42% estuvo de acuerdo o muy de acuerdo con la afirmación ‘Estoy muy satisfecho con el turismo’; el resto se mantuvo neutral.
La agencia de estrategia turística AETIB, del govern, fue la responsable del sondeo y obtuvo resultados que seguramente ya anticipaba. Poco de lo que revela esta encuesta puede considerarse una sorpresa. Los detalles relativos, entre otros aspectos, a los coches de alquiler, los cruceros, los alquileres vacacionales, el impacto en la vivienda o el impuesto turístico reflejan una opinión ya expresada en otras consultas. La encuesta de AETIB atraerá, no obstante, una mayor atención precisamente por ser oficial y por la percepción de que sus resultados podrían influir en las acciones y medidas gubernamentales.
Podrían influir, pero tomando dos ejemplos concretos —los alquileres vacacionales y el impuesto turístico— ya ha habido ocasiones en que el govern ha anunciado acciones que luego no ha llevado a cabo. El Partido Popular siempre se mostró en contra del impuesto turístico, pero optó por mantenerlo tras asumir el poder en 2023. Lo hizo porque reconoció que existía una opinión pública favorable al tributo. Aunque el efecto disuasorio del impuesto es sin duda debatible, el PP había planteado la posibilidad de incrementar las tarifas en temporada alta. Más que una posibilidad; la presidenta Prohens se mostró totalmente a favor. Eso fue antes de que Vox evitase dicho aumento.
En cuanto a los alquileres vacacionales, el govern señaló la posibilidad de prohibir todos los alquileres de apartamentos. No lo hizo, y de nuevo la política de su gobierno en minoría fue clave.
Un descontento creciente, pero también existe un reconocimiento de la contribución del turismo. Un 86% cree que el turismo genera riqueza e ingresos. El modelo económico de las Baleares así lo determina. Fortaleza y debilidad a la vez, el deseo del govern —como declaró al lanzar su llamado pacto por la sostenibilidad— era examinar este modelo de cara al futuro. Existe un ánimo de diversificación. Pero, ¿hacia qué?
El govern señalará algunas medidas, como las relativas a la llegada de vehículos, pero del pacto ha surgido poco o nada sustancial. Quizá tome nota de que alrededor de un 90% apoya medidas para combatir la estacionalidad turística mediante una redistribución de turistas de la temporada alta a la baja. En este sentido, puede destacar el crecimiento mínimo de turistas en pleno verano, como fue el caso este julio, y el aumento de cifras en temporada baja. Sin embargo, ese incremento se debió en gran medida al mercado alemán, que ahora ha entrado en retroceso.
La encuesta no le revelará al govern nada que no supiera ya. Aun así, los hallazgos deberían contribuir a las deliberaciones del pacto por la sostenibilidad, un mecanismo que hasta la fecha ha demostrado tener poca trascendencia.
