Un triste punto de inflexión para un querido destino vacacional

Me parece bastante trsite la debacle que está envolviendo a la industria turística de Mallorca. Generaciones de turistas del norte de Europa soñaban durante casi todo el año con venir de vacaciones a Mallorca, donde la bienvenida era cálida y los precios relativamente baratos. Lamentablemente, debido a una pequeña minoría, la acogida ya no es tan cálida como antes. Tampoco es tan económica como solía ser.

Si bien entre 2.000 y 8.000 personas participaron en la marcha del domingo, lo que desconocemos son las opiniones de la mayoría silenciosa. A juzgar por el relativo silencio de las autoridades locales, sospecho que una parte considerable de esa mayoría apoya algunas de las quejas expresadas por los manifestantes. Entonces, ¿en qué queda Mallorca? La triste realidad es que hay que actuar, y rápido.

El mayor problema es la percepción. Existe una corriente de pensamiento entre muchos mallorquines que cree que los turistas vendrán siempre a la isla porque es un paraíso y, pase lo que pase, los millones seguirán llegando. Me temo que no es así. Mallorca es un paraíso y es mi hogar, pero también soy consciente de que hay muchos lugares hermosos en el mundo que adorarían recibir la cantidad de turistas que llegan aquí cada año. Un momento triste para una industria que ha traído alegría a tantos.

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