El acceso a una atención sanitaria de calidad constituye un desafío persistente y complejo. Uno en el que los innovadores del sector llevan décadas centrados.
El progreso —especialmente en el notoriamente lento mundo de las políticas sanitarias— requiere tiempo, pero nos encontramos en un momento único de verdadera oportunidad. En los últimos meses, dos cambios prometedores en la política sanitaria nacional podrían transformar el acceso a la atención para millones de estadounidenses.
Una oportunidad necesaria para la sanidad rural
Para empezar, está la creación del Programa de Transformación de la Salud Rural en la reciente ley de gastos aprobada por el Congreso, una adición del Senado que establece un fondo de 50.000 millones de dólares al que los estados pueden optar para iniciativas que amplíen el acceso a la salud en zonas rurales. Esta focalización en la salud rural presenta una gran oportunidad para mejorar un segmento que ha soportado escaseces de profesionales sin precedentes, recortes de financiación y cierres hospitalarios durante más de una década, pero solo si los estados actúan con rapidez y construyen sobre la base que los innovadores vienen estableciendo desde hace tiempo.
Las iniciativas para ampliar el acceso sanitario en poblaciones rurales llevan años en marcha, y entre las más notables —y exitosas— está la introducción de la atención virtual. Tras su ascenso estratosférico durante y después de la pandemia, la telemedicina ha demostrado ser capaz de ayudar a cerrar las brechas asistenciales que existen para los pacientes en áreas rurales.
Esto es especialmente cierto para servicios como la atención primaria, la urgencia y la salud mental, todos los cuales suelen poder realizarse de forma virtual y para los cuales las carencias de proveedores en zonas rurales están bien documentadas: el 65% de las áreas rurales tiene escasez de médicos de atención primaria, y más del 60% de los estadounidenses rurales viven en zonas designadas con escasez de profesionales de salud mental.
La implantación de servicios virtual-first puede asimismo reducir costes, ofreciendo un camino para que los estados empleen los fondos de transformación de la salud rural del mejor modo. Ofrecer servicios de atención primaria y urgente basados en equipos también permite a los pacientes beneficiarse de tratamientos preventivos, reduciendo la necesidad de intervenciones más invasivas y costosas, como visitas a urgencias, a través de una gestión proactiva de la salud. Las opciones virtuales también proporcionan ahorros para los pacientes, directos e indirectos, al reducir los gastos de desplazamiento y el tiempo de baja laboral.
Pero he aquí la verdad: la atención virtual no puede hacerlo todo —y no debe intentarlo.
No debe reemplazar a la atención presencial cuando se necesiten diagnósticos manuales, procedimientos o tratamientos complejos. En su lugar, debería servir como rampa de acceso —ofreciendo rapidez, eliminando demoras innecesarias y permitiendo una navegación inteligente hacia los recursos presenciales adecuados cuando se precise.
La clave es la integración —no el aislamiento. La atención virtual se vuelve verdaderamente transformadora cuando se diseña pensando en la coordinación asistencial, incluyendo derivaciones fluidas a especialistas dentro de la red, servicios de imagen, laboratorio y proveedores locales. Sin estos vínculos, la atención virtual corre el riesgo de convertirse en un callejón sin salida conveniente.
En esta era de mayor demanda, escasez significativa de profesionales y acceso decreciente para poblaciones rurales, es esencial que iniciativas de atención virtual inteligentes y estratégicas estén integradas en el sistema sanitario. Pero también deben complementarse con una navegación robusta que guíe a los pacientes hacia seguimientos presenciales y garantice la continuidad asistencial.
La atención virtual puede abrir la puerta principal —pero debemos asegurarnos de que el resto de la casa también sea accesible.
Una opción permanente para los empleadores
La segunda gran oportunidad tiene su raíz en lo que parece un cambio menor en la política de salud patrocinada por empleadores, que en realidad podría hacer que la atención primaria sea asequible o incluso gratuita para millones de estadounidenses.
La One Big Beautiful Bill Act incluyó la sorpresiva extensión permanente de una medida de alivio temporal de la era pandémica conocida como cobertura first-dollar de telemedicina, que permite a los empleadores ofrecer atención primaria virtual pre-deductible para quienes tienen planes de salud con deducible alto (HDHP), una parte creciente de la población.
Esto significa que los empleadores pueden implementar estrategias gratuitas y directas de atención primaria virtual y manejo de enfermedades crónicas que ayuden a las personas a recibir tanto atención bajo demanda como gestión a largo plazo de condiciones crónicas, directamente desde sus teléfonos o tabletas. Dado que más de la mitad de los estadounidenses reciben cobertura sanitaria de su empleador, este cambio elimina una barrera financiera clave y la hesitación causada por la incertidumbre normativa.
Cabe destacar que las opciones de atención virtual-first abren el acceso a cuidados interdisciplinares para poblaciones en todo el país, con acceso virtual gratuito a una gama diversa de profesionales, desde coaches de salud y educadores en diabetes hasta médicos de primaria, todo incluido en la cobertura first-dollar. Al reducir la inconveniencia y superar barreras como el coste y la disponibilidad local de proveedores, la telemedicina fomenta un enfoque de salud basado en equipos. Este modelo ha demostrado mejorar los resultados en pacientes con condiciones crónicas como la diabetes, a la vez que reduce costes al disminuir episodios de atención aguda y visitas a urgencias.
Pero, al igual que con el Fondo de Transformación Rural, este cambio político solo es útil si se implementa correctamente. Lo gratuito no basta —la atención virtual debe ser directa, fácil de usar, de alta calidad y basada en valor para alcanzar todo su potencial en la mejora de resultados y reducción de costes.
Y, nuevamente, los servicios virtuales necesitan una estrategia complementaria: una coordinación sólida con otros beneficios y opciones de atención presencial. Ya sea para programar una prueba preventiva, obtener una mamografía necesaria o derivar a un paciente con dolor lumbar intenso a fisioterapia o traumatología —debemos asegurar que la atención virtual no sea un silo.
Con estas oportunidades que prometen un cambio real, este puede ser un gran momento si la industria sanitaria está preparada para afrontarlo. Si lo hacemos bien, entraremos en una nueva era en la que la atención sanitaria no solo estará disponible virtualmente y será asequible, sino verdaderamente conectada.
Foto: Philippe TURPIN, Getty Images
Sobre el autor:
El Dr. Cole Barfield se desempeña como Director Médico del proveedor de atención virtual bajo demanda First Stop Health desde 2024. Médico internista certificado, el Dr. Barfield dedicó la primera década de su carrera a tratar pacientes en entornos de atención primaria hospitalaria, ambulatoria y virtual, antes de cofundar y ser Director Médico de Wellview Health, que luego se fusionó con SentryHealth antes de ser adquirida por First Stop Health a finales de 2023.
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