Este video granulado de un dron muestra como es la guerra ahora mismo.
Pilote un dron puede parecer un videojuego, pero estos soldados están en peligro real. Acompañamos a un equipo ucraniano de drones en el frente para entender este trabajo y como los drones baratos han cambiado el combate.
Los operadores de drones libran su guerra desde el aire, pero casi nunca ven el cielo. Los ucranianos de esta pequeña unidad pasan la mayor parte del tiempo dentro, en un edificio parcialmente en ruinas en la región de Kherson, al sur de Ucrania. Unidades como la suya están por todo el frente en ambos bandos, lo que significa que los soldados apenas pueden avanzar sin ser detectados.
El comandante, piloto, navegante y técnico de explosivos de esta unidad nacieron en o cerca de Kherson. Ahora la defienden.
LA PREPARACIÓN
Entre ataques, el técnico prepara los explosivos. Y los soldados ensamblan y prueban los drones, para estar listos cuando lleguen las órdenes.
Los drones baratos usados en Ucrania están redefiniendo el combate. Allí, los soldados apenas pueden avanzar sin ser localizados. Este equipo de drones, parte de la 34ª brigada de Marines, trabaja en dos habitaciones. Una está llena de cables, antenas, bridas, cinta adhesiva y soldadores para modificar los drones. La otra guarda los explosivos. Una estufa de leña da calor cuando hace frío.
Preparan diferentes explosivos para distintos objetivos: cargas con perdigones contra soldados, y mezclas de TNT y explosivos de mina para bunkers.
Mientras los soldados preparan su munición, un dron de vigilancia de otra unidad busca objetivos no muy lejos, al otro lado del río Dniéper, en territorio controlado por Rusia.
Esperando órdenes, los soldados fuman y charlan para pasar el tiempo.
El Sargento Serhiy, de 46 años, antes peleaba en la infantería pero fué herido cuando su vehículo pisó una mina. Después de eso, aprendió él solo a pilotar drones. Él y los otros soldados pidieron ser identificados solo por sus nombres de pila, según el protocolo militar.
Parte de su trabajo es vigilar por drones enemigos. El equipo usa un dispositivo que intercepta las señales de video de los drones rusos que vienen del otro lado del río. Si los ucranianos ven su propia posición en la pantalla, saben que están en grave peligro.
El detector se enciende. “Está volando cerca nuestro”, dice el Sargento Serhiy sobre un dron ruso.
Pero entonces la señal desaparece — los inhibidores ucranianos la bloquearon — y se escucha una explosión a cierta distancia cuando el dron se estrella.
Están a salvo.
LA LLAMADA
El centro de mando ordena al equipo entrar en acción mediante una llamada telefónica segura. Un dron de vigilancia ucraniano ha avistado lo que parece un búnker ruso.
El navegante recibe una descripción del objetivo.
El equipo se mueve rápido. El técnico de explosivos sujeta al dron una botella de plástico con explosivos, ideal para destruir un búnker profundo.
Luego colocan la batería y otras piezas. El dron está listo para partir.
Los drones se construyen a partir de modelos comerciales. La dependencia de materiales de bajo costo nació de la necesidad al principio de la guerra, cuando Ucrania se quedaba sin proyectiles de artillería.
El ejército ucraniano es la primera gran fuerza del mundo en crear una rama separada para sistemas no tripulados. Pero “no tripulado” es un nombre algo incorrecto. Decenas de miles de soldados sirven en unidades de drones, a pesar de que el ejército ucraniano tiene una grave escasez de personal.
El búnker ruso está en una posición del frente donde los soldados rusos y ucranianos están separados por solo unos cientos de metros.
La tensión aumenta en la habitación mientras prueban el dron. Sus hélices zumban brevemente, confirmando que está listo para volar. Puede que parezca apenas en condiciones de volar, pero es letal.
El Soldado Oleksandr ata una cuerda entre un mecanismo de seguridad del dron y la caja de madera desde donde despegará. Cuando vuele, la cuerda desactivará el mecanismo — y el dispositivo estará armado.
El Sargento Serhiy y el Cabo Oleh, el navegante, se sientan en sillas de campaña frente a tres grandes monitores de ordenador.
Luego viene la parte más riesgosa de la operación. El dron tiene que ser sacado afuera.
El Soldado Oleksandr debe salir de la seguridad del escondite por solo unos segundos para preparar el dron para el lanzamiento.
La única defensa contra ser detectado por un dron de vigilancia ruso es la velocidad.
Solo pasaron unos 10 minutos entre la orden y el lanzamiento.
Después del despegue, el dron no se puede recuperar. Si no se encuentra el objetivo, el Sargento Serhiy lo estrellará en un espacio abierto.
EL VUELO
Debido a las interferencias GPS, el equipo de drones debe confiar en puntos de referencia como árboles y curvas en el río para navegar.
Aunque la aeronave usada en esta misión se llama dron de primera persona, pilotarlo es un trabajo de dos personas.
El piloto usa una consola de control remoto mientras mira la transmisión de video de la cámara del dron. El navegante mira videos tanto del dron F.P.V. como de un dron de vigilancia, mientras recibe instrucciones del centro de mando.
Algunos pilotos usan gafas de realidad virtual, que dan una vista más envolvente. Pero como usaban monitores de escritorio, el Cabo Oleh podía guiar al Sargento Serhiy señalando características geográficas en las pantallas.
Hay unas pocas millas hasta el búnker objetivo, a través de los humedales del río Dniéper.
Las interferencias de radio afectan la señal, pero la unidad mantiene el contacto. Unos minutos después del despegue, el Sargento Serhiy dirige cuidadosamente el dron hacia una trinchera.
El ataque es un éxito. El dron de vigilancia capta la explosión.
LAS CONSECUENCIAS
No hay celebración después de un ataque.
Algunos pilotos se conmocionan por lo que ven. Son testigos de los últimos momentos de soldados que corren por sus vidas o se esconden en los arbustos.
El Sargento Serhiy dice que a él no le afecta. “Ellos atacaron mi hogar”, dice sobre los rusos.
Los equipos de drones rusos y ucranianos a veces se provocan o insultan añadiendo texto al metraje sin encriptar que transmiten sus drones. Cada bando sabe que el otro puede ver los mensajes.
“Es la única forma en que nos comunicamos”, dice el Sargento Serhiy.
Normalmente hay unos 10 ataques fallidos por cada uno exitoso. A veces, los drones pierden la señal por las interferencias de radio. Otras veces, son derribados por soldados rusos.
Vimos a la unidad apuntar a cuatro objetivos ese día. Los cuatro fueron exitosos. Fue un día de precisión y eficiencia.
Una torre con cámaras de vigilancia fue el objetivo.
El búnker fue golpeado una segunda vez.
Un segundo búnker fue alcanzado.
