Plinio Cruz entrecierra los ojos y mira fijamente a la cámara cuando le preguntan qué hace de Alex Pereira un luchador distinto a los demás.
Cruz es el entrenador de toda la vida de Pereira, habiéndose mantenido a su lado durante la mayor parte de su trascendental trayectoria.
Lentamente, alza un dedo y señala su sien antes de responder.
“No es que lo esté comparando, ni que pretenda ser arrogante, pero sirva este ejemplo: Isaac Newton, hace siglos, manejaba conceptos que la Iglesia no alcanzaba a comprender, pues se hallaba adelantado a su época”, explica Cruz a BBC Sport.
“Cuando comencé a trabajar con Alex, allá por 2017, me decía cosas que solo ahora están empezando a cobrar sentido en mi cabeza.
“Lo estaba entrenando sin llegar a captar del todo el significado detrás de sus planteamientos, debido a lo extremadamente visionario de su mentalidad.
“Hoy puedo entrenarlo de un modo mucho más efectivo porque existe esa sintonía. Pero mientras que con un peleador promedio esa conexión se establece en meses, con él llevó años”.
Cuando el brasileño Pereira se incorporó a la UFC en 2021, llegaba avalado por ser campeón mundial en dos divisiones en la prestigiosa promoción de kickboxing.
En menos de cuatro años desde su debut en la UFC, ha replicado ese éxito, conquistando los cinturones de peso mediano y peso semipesado, y consolidándose como una de las mayores estrellas de la organización.
El aura del atleta de 38 años se vio ligeramente empañada cuando perdió el título de peso semipesado ante el ruso Ankalaev en marzo, pero tiene una oportunidad de revancha.
Este sábado, en el UFC 320 en Las Vegas, Pereira podría recuperar ese cinturón cuando se enfrente al ruso de 33 años en una esperada revancha.