Por Olivier Acuña Barba •
Publicado: 30 Jun 2025 • 21:11
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Olvida el sofoco del asfalto madrileño y el zumbido asfixiante de los aires acondicionados a todo volumen. Cuando el verano aprieta con su agarre seco e implacable sobre la capital, el verdadero escape no está en los bares de rooftops o terrazas nebulizadas—está en la inesperada grandeza de sus piscinas públicas.
No son los típicos agujeros de barrio para chapuzones. No, estos son vastos santuarios al aire libre de azul donde historia, arquitectura y vida social convergen en una simetría ondulante. Aquí, el agua cuenta historias—de ocio, de cultura local, de décadas pasadas cuando Madrid, sin costa y abrasadora, declaró la guerra al verano con desafío clorado.
