Coca de Nadal. Crédito: Moumousse13 / Creative Commons
En el corazón de la temporada navideña, los dulces mallorquines recuperan protagonismo como el acompañante predilecto del clásico chocolate caliente o de una taza de café con leche. Lejos de los habituales churros o bizcochos, Mallorca ofrece alternativas tradicionales que elevan la experiencia culinaria festiva. Los denominados *quemullars* constituyen una gama de pasteles o bollos que se disfrutan especialmente en invierno, y en particular durante la Navidad, gracias a su textura y sabor, que los hacen perfectos para mojar en bebidas calientes.
Absorber el chocolate sin deshacerse
Estos dulces son reconocidos por su capacidad para absorber chocolate o leche sin desintegrarse, logrando un equilibrio perfecto entre textura y gusto. Aunque los quemullars se consumen durante todo el año, su punto álgido de popularidad ocurre en el periodo festivo mallorquín, donde son parte esencial de desayunos, meriendas y reuniones familiares o sociales. Entre los más célebres destacan tres variedades: la icónica ensaimada, la tradicional coca de anís y el quarto o coca de cuarto. Cada una ofrece cualidades únicas que las hacen ideales para mojar, lo que explica su perdurable popularidad.
Ensaimada: el joyel de Mallorca
La ensaimada es sin duda el dulce emblema de Mallorca y un postre que representa a la isla internacionalmente. Su nombre proviene de *saïm*, la manteca de cerdo mallorquina, que se añade a la masa para darle su aroma y textura distintivos. Este brioche espiralado es ligero, esponjoso y ligeramente crujiente en el exterior. Su miga suave y absorbente la convierte en el acompañante perfecto para una taza de chocolate caliente, ofreciendo un contraste sublime: al mojarla, la ensaimada absorbe el líquido sin desmoronarse, brindando un sabor jugoso y envolvente, como un verdadero ‘abrazo cálido en cada bocado’.
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Coca de anís: tradición y aroma
Otra joya entre los quemullars es la coca de anís, profundamente arraigada en las panaderías mallorquinas durante la Navidad. Conocida también como “coca de Nadal”, esta masa dulce contiene anís, lo que le otorga un aroma y sabor distintivos. La receta incluye harina, huevos, azúcar y semillas o esencia de anís, resultando en una masa tierna y ligeramente dulce, similar a un brioche. Al mojarse en chocolate o leche caliente, la coca de anís logra la perfecta armonía entre la dulzura, el intenso perfume del anís y el calor reconfortante de la bebida, creando una experiencia deliciosa ideal para las frías tardes invernales.
Quarto: la delicadeza esponjosa que completa el trío
El quarto, llamado también coca de cuarto, es un bizcocho extremadamente ligero y esponjoso, celebrado por su textura casi etérea que se deshace suavemente en el paladar. La receta básica combina principalmente huevos, azúcar y almidón de patata o maicena, lo que le confiere una elasticidad y ligereza únicas. A diferencia de otros bizcochos, el quarto no lleva levadura; su textura aireada se consigue únicamente mediante el batido cuidadoso de claras y yemas. Perfecto para mojar en chocolate caliente, su delicada miga absorbe con rapidez el líquido espeso, transformándose en un bocado fundente y reconfortante.
Añadiendo un toque mallorquín a tus fiestas
Estos tres dulces son más que simples acompañamientos: son un reflejo de la rica tradición culinaria de Mallorca y demuestran cómo un postre puede convertirse en el centro de las reuniones familiares en Navidad. Ya sea la ligera ensaimada, la aromática coca de anís o el esponjoso quarto, cada uno ofrece una experiencia única al ser mojado en chocolate caliente, llevando el calor y el sabor de la isla a cada desayuno festivo o merienda.
