¿Podría estar llegando a su fin la larga insurgencia en la selva de la India?
La semana pasada, el maoísta más buscado del país, Nambala Keshava Rao, conocido como Basavaraju, fue abatido junto con otras 26 personas en una operación de seguridad en el estado de Chhattisgarh. El ministro del Interior, Amit Shah, lo calificó como "el golpe más decisivo" contra la insurgencia en tres décadas. Un oficial de policía también murió en el enfrentamiento.
La muerte de Basavaraju no es solo una victoria táctica; marca una brecha en la última línea de defensa maoísta en Bastar, la zona boscosa donde el grupo estableció su bastión más fuerte desde los años 80.
Los maoístas, también llamados "naxalitas" por el levantamiento de 1967 en Naxalbari, han reorganizado su lucha para crear un "corredor rojo" en el centro y este de India, abarcando más de un tercio de los distritos del país. El ex primer ministro Manmohan Singh calificó esta insurgencia como la "mayor amenaza a la seguridad interna" de India.
Desde 2000, esta lucha armada por un gobierno comunista ha dejado casi 12,000 muertos, según el South Asian Terrorism Portal. Los rebeldes dicen que luchan por los derechos de las tribus indígenas y los pobres rurales, denunciando décadas de abandono estatal.
El movimiento maoísta tomó forma oficial en 2004 con la fusión de grupos marxistas-leninistas en el CPI (Maoísta), cuyas raíces ideológicas se remontan a una revuelta campesina en Telangana en 1946.
Ahora, con el gobierno de Modi prometiendo erradicar el maoísmo para 2026, la rebelión se enfrenta a una encrucijada: ¿es realmente el fin o solo una pausa más en su larga historia sangrienta?
"Habrá una calma, pero los movimientos marxistas-leninistas han superado desafíos antes, incluso cuando líderes clave fueron eliminados en los 70", dice N Venugopal, periodista y experto en el tema.
En cambio, MA Ganapathy, exfuncionario antimaoísta, opina: "La ideología ya no atrae a los jóvenes educados. Con Basavaraju neutralizado, su moral está por los suelos".
Según el último informe del gobierno, los incidentes violentos cayeron un 48% entre 2013 y 2023, y las muertes un 65%. Sin embargo, aumentaron las bajas de las fuerzas de seguridad en 2023 por operaciones más intensas.
Chhattisgarh sigue siendo el estado más afectado, con el 63% de los incidentes y el 66% de las muertes. Jharkhand le sigue con el 27% de la violencia.
La decadencia del maoísmo en Chhattisgarh revela su declive general. "Antes, la policía era débil; hoy, operaciones precisas con apoyo federal han cambiado todo", explica Ganapathy. Además, la tecnología y las redes sociales han reducido el apoyo popular a la insurgencia.
Un exsimpatizante anónimo señala el principal error del movimiento: su desconexión política. "Lograron cambios sociales, pero no los transformaron en fuerza política", dice. Su estrategia de "zonas liberadas" ya no funciona en la India actual.
El CPI (Maoísta) aún tiene cierto apoyo en zonas tribales, pero su infraestructura militar está muy debilitada. Sin bases sólidas ni respaldo masivo, su futuro parece incierto.
Operaciones en curso han debilitado significativamente a los maoístas [AFP vía Getty Images]. Los cuadros y líderes ahora están siendo asesinados regularmente, lo que refleja la creciente incapacidad de los rebeldes para defenderse.
El señor Venugopal cree que la estrategia necesita repensarse, no abandonarse. La lucha clandestina tiene su lugar, dijo, pero "el verdadero desafío es combinarla con la política electoral".
En contraste, el señor Ganapathy ve poca esperanza para que los maoístas puedan organizar una contraofensiva significativa en el futuro cercano y argumenta que es hora de un enfoque diferente: el diálogo.
"Sería sabio que ahora busquen negociar, quizá sin condiciones o incluso plantearlas y dejar que el gobierno las considere. Este es el momento de acercarse al gobierno en lugar de sacrificar innecesariamente a sus propios cuadros sin propósito", dijo.
Los maoístas tienen apoyo en Andhra Pradesh y Telangana por parte de partidos políticos principales. En Telangana, tanto el Congreso gobernante como el principal opositor Bharat Rashtra Samithi (BRS) han apoyado llamados a un alto al fuego, junto con 10 partidos de izquierda más pequeños, un esfuerzo visto como un intento de proteger a los líderes y cuadros restantes del grupo.
El movimiento maoísta, arraigado en luchas pasadas contra la opresión de castas, aún tiene legitimidad social en partes de estos estados. Activistas de la sociedad civil también se han unido al impulso por una tregua.
"Nosotros, junto con otros grupos de derechos civiles, exigimos un proceso en dos pasos: un alto al fuego inmediato seguido de diálogos de paz", dijo Ranjit Sur, secretario general de la Asociación para la Protección de Derechos Democráticos, con sede en Kolkata.
Los estados afectados por el maoísmo siguen siendo bastiones resistentes en parte porque son ricos en minerales, lo que los convierte en zonas de intensas batallas por recursos. El señor Venugopal cree que esto es clave para la presencia duradera del CPI (Maoísta).
Por ejemplo, Chhattisgarh es el único productor de concentrados de estaño y arena de moldeo en India, además de ser una fuente líder de carbón, dolomita, bauxita y mineral de hierro de alta calidad, según el ministerio de minas.
Representa el 36% del estaño del país, el 20% del mineral de hierro, el 18% del carbón, el 11% de la dolomita y el 4% de las reservas de diamantes y mármol. Sin embargo, a pesar del fuerte interés, las empresas mineras, tanto globales como nacionales, han tenido dificultades para acceder a estos recursos.
"Las multinacionales no pudieron entrar porque el movimiento maoísta, basado en el lema ‘Jal, Jangal, Jameen (Agua, Bosque, Tierra)’, afirmaba que los bosques pertenecen a las tribus, no a las corporaciones", dijo el señor Venugopal.
Pero con los maoístas ahora debilitados, al menos cuatro minas en Chhattisgarh están listas para pasar a "postores preferidos" después de subastas exitosas en mayo, según una notificación oficial.
El señor Venugopal cree que la resistencia no morirá con la muerte de los líderes maoístas.
"Los líderes pueden caer, pero el enojo persiste. Donde haya injusticia, habrá movimientos. Puede que ya no los llamen maoísmo, pero estarán allí."