Los bañistas de la playa de Can Pere Antoni, en Palma, quedaron estupefactos el viernes cuando un tiburón de enormes dimensiones apareció en la orilla, ya sin vida. El hallazgo atrajo rápidamente a una multitud ansiosa por observar al animal de cerca.
Las fotografías compartidas en línea muestran que el cuerpo del escualo presentaba una enorme mordedura, lo que avivó la especulación de que podría haber sido atacado por un depredador aún mayor. Algunos no pudieron resistir la tentación de tomarse selfis con el cadáver antes de que llegaran las autoridades.
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Se cree que la marea arrastró los restos hasta la playa, transformando una tranquila tarde en un espectáculo inesperado. Bañistas y turistas afirmaron que nunca habían estado tan cerca de un animal tan imponente.
Este impactante descubrimiento ha reavivado el debate sobre la presencia de tiburones en las aguas baleares. Hace apenas unas semanas, expertos presentaron propuestas para intensificar la protección de tiburones y rayas en torno a las islas, advirtiendo que numerosas especies estan en declive.
Las iniciativas exigen un mayor control de la pesca y medidas para proteger los frágiles hábitats marinos. Las autoridades sostienen que el objetivo es mantener el equilibrio del ecosistema y garantizar que los futuros encuentros con tiburones no ocurran únicamente cuando aparezcan muertos en la costa.