El hallazgo de explosivos de grado militar en posesión de un menor ha planteado preguntas urgentes sobre el acceso a armamento. Crédito de la foto: Tor E. Nordlie/Shutterstock
Una explosión sacudió el centro de Oslo durante la tarde del 23 de septiembre, desencadenando una amplia operación policial y alertas de emergencia dirigidas a los residentes. Las autoridades confirmaron posteriormente que un adolescente de 13 años había sido detenido en relación con el incidente, el cual, según sus pesquisas, fue provocado por una granada de mano de tipo militar.
La deflagración se produjo alrededor de las 20:40 hora local en Pilestredet, una calle concurrida cercana a la Universidad Metropolitana de Oslo, a unos 500 metros del Palacio Real y en las proximidades de la Embajada de Israel. Testigos describieron un estruendo fortísimo que hizo vibrar los cristales y activó las alarmas de los vehículos. “La explosión fue tan fuerte que me dolieron los oídos”, relató un vecino a los medios noruegos, según recoge Hindustan Times. La Policía acordonó la zona con celeridad y emitió una alerta móvil de emergencia instando a la ciudadanía a alejarse de las ventanas y evitar el lugar. Un segundo artefacto, presuntamente otra granada, fue localizado en las inmediaciones. Los especialistas en desactivación de explosivos llevaron a cabo una detonación controlada para neutralizar la amenaza.
No se han registrado víctimas, si bien el servicio de tranvías y el transporte público de la zona quedaron interrumpidos temporalmente. Las autoridades subrayaron que el suceso supuso un riesgo grave para la seguridad ciudadana, dada la localización y la naturaleza de los dispositivos empleados.
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Sospechoso y Motivación
La Policía noruega confirmó más tarde que un adolescente, nacido en 2012, había sido puesto bajo custodia. El joven de 13 años se encuentra por debajo de la edad de responsabilidad penal en Noruega, establecida en 15 años, lo que implica que no podrá ser juzgado formalmente. Se prevé que los servicios de protección infantil se hagan cargo de su situación. Los investigadores continúan tratando de esclarecer cómo el menor obtuvo los explosivos y si existió participación de otras personas. Aunque no se ha declarado un motivo oficial, fuentes policiales apuntaron a que la explosión podría estar vinculada a un conflicto entre grupos criminales, más que a un acto de terrorismo. “No podemos descartar otras hipótesis, pero en estos momentos todo indica una conexión con entornos delictivos”, declaró un portavoz policial al diario VG.
Reacciones Políticas y Públicas
El incidente ha conmocionado a Oslo, una ciudad que en los últimos años ha estado mayormente al margen de atentados con bomba o granadas de gran envergadura. La alcaldesa de la capital, Anne Lindboe, tildó la explosión de “atemorizante” y agradeció a los equipos de emergencia su rápida intervención. Los residentes manifestaron su inquietud por la proximidad de la deflagración a instituciones centrales, como el palacio real y embajadas extranjeras. En un contexto europeo de alerta ante cuestiones de seguridad, la presencia de granadas en una zona densamente poblada ha intensificado las demandas de medidas más severas contra el tráfico ilegal de armas. Los equipos forenses han estado analizando el lugar de la explosión mientras los investigadores tratan de rastrear el origen de las granadas. La Policía también está examinando las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona y tomando declaración a testigos. Las autoridades confirmaron que el peligro inminente ha cesado, pero aconsejaron a la población mantener la vigilancia. El descubrimiento de explosivos de grado militar en manos de un niño ha suscitado cuestiones apremiantes sobre el acceso a armamento y la implicación de jóvenes en redes criminales. El gobierno noruego aún no ha emitido un comunicado oficial, si bien se anticipan nuevas informaciones conforme avance la investigación.