A pesar de años de evolución tecnológica agresiva, las empresas perdieron un promedio de 104 millones de dólares el año pasado debido a ineficiencias digitales.
Esto afecta a la fuerza laboral y al potencial de crecimiento de las organizaciones – y el culpable detrás de estas pérdidas no es la tecnología en sí.
En cambio, es la forma fragmentada en que se usa la tecnología.
Las soluciones digitales pueden ofrecer muchos beneficios. Sin embargo, cuando los sistemas tecnológicos no logran integrarse, las herramientas de seguridad pueden obstaculizar el progreso en lugar de identificar amenazas eficientemente, y las aplicaciones para la fuerza laboral pueden ralentizar a los empleados en vez de ahorrarles tiempo.
Por eso las compañías deberían enfocarse en implementar las herramientas correctas de manera cohesiva en todos sus sistemas, en lugar de simplemente añadir soluciones rápidas – de lo contrario, corren el riesgo de mermar la productividad en lugar de mejorarla.
## El costo oculto de la fragmentación
Los oficinistas de hoy tienen acceso a tecnología y recursos antes inimaginables. Aún así, están luchando: el 70% de los empleados dedican más de 20 horas a la semana simplemente buscando información en diferentes sistemas. Eso es la mitad de una semana laboral perdida en tareas mundanas, que la tecnología debería resolver.
En la práctica, esto perjudica a los equipos en todas las organizaciones. Los empleados se ven obligados a alternar entre aplicaciones desconectadas, reintroducir los mismos datos en múltiples plataformas y esperar a que TI resuelva problemas que ni siquiera deberían existir.
Cuando los sistemas no se integran correctamente, la gente a menudo crea soluciones alternativas – usualmente evitando los protocolos de seguridad en el proceso – lo que introduce nuevos riesgos mientras resuelve temporalmente los cuellos de botella en la productividad.
Mientras tanto, los equipos de TI enfrentan una avalancha de tickets repetitivos: restablecimientos de contraseña, solicitudes de acceso, problemas de conectividad y conflictos entre aplicaciones. Estos no son desafíos técnicos complejos que requieran experiencia especializada. En cambio, son representativos de un conjunto tecnológico fragmentado, resultando en trabajo innecesario para todos.
El verdadero problema, sin embargo, no es el tiempo perdido sino la pérdida del potencial humano. Empleados talentosos contratados por su pensamiento estratégico y creatividad pasan sus días navegando interfaces torpes y luchando con sistemas que no responden.
Esto crea una frustración constante entre los mejores empleados, lo que, con el tiempo, erosiona el compromiso, limita la innovación y, en última instancia, lleva a la gente a buscar oportunidades en otra parte.
## Construyendo un sistema adaptativo e integrado
La solución para un ecosistema tecnológico fragmentado requiere que las empresas repiensen su enfoque hacia la tecnología. En lugar de ver la infraestructura de TI como una colección de herramientas separadas, deben verla como un sistema interconectado que detecta, responde y se adapta en tiempo real.
Esto requiere que las empresas examinen los componentes conectados de un sistema adaptativo que opera bajo tres principios fundamentales. Primero, el sistema debe permitir capacidades de autocuración que identifiquen y resuelvan problemas antes de que los usuarios siquiera se den cuenta.
En vez de esperar a que empleados frustrados envíen tickets al servicio de ayuda, el sistema detecta proactivamente anomalías – como ralentizaciones de aplicaciones, caídas de conectividad o desviaciones de configuración – y las corrige automáticamente.
Luego, los ecosistemas tecnológicos deben ofrecer seguridad adaptativa que asegure protección sin interrumpir el progreso.
Esto requiere que las empresas dejen de lado políticas únicas que tratan a cada usuario y cada contexto de manera idéntica y, en su lugar, se centren en sistemas que evalúen continuamente el riesgo basándose en el comportamiento, la ubicación, el estado del dispositivo y la sensibilidad de los datos.
Este enfoque asegura que los líderes mantengan el control cuando surgen amenazas y lo relajen cuando el riesgo es bajo, proporcionando una protección robusta que los empleados apenas notan.
En última instancia, un sistema adaptativo permite una optimización continua mediante el aprendizaje automático, mejorando así la experiencia del empleado con el tiempo. Al analizar patrones de uso, el sistema aprende qué aplicaciones usa la gente juntas, cuándo requieren recursos específicos y dónde encuentran desafíos.
Luego asigna proactivamente acceso y agiliza el trabajo para los empleados relevantes, para que no necesiten perder tiempo adivinando qué herramientas podrían necesitar.
## La imperativa competitiva
Esta transformación ya no es opcional. A medida que el clima empresarial actual evoluciona y las ciberamenazas se vuelven más sofisticadas, las empresas que operan con sistemas heredados y desunidos sufrirán.
La evidencia es clara: el 78% de las organizaciones reportan mayores eficiencias después de consolidar plataformas digitales. Más importante aún, una fuerte experiencia digital del empleado mejora directamente la productividad (87%), la satisfacción laboral (85%) y la retención (77%).
Las compañías que construyan sistemas unificados exitosamente tendrán una ventaja competitiva sobre sus pares. Verán cómo los problemas de TI disminuyen significativamente a medida que los incidentes se resuelven de forma autónoma, y la satisfacción de los empleados aumentará a medida que la tecnología facilite, en lugar de impedir, su trabajo.
Lo más importante es que los recursos de TI cambiarán de lidiar con soluciones de emergencia repetitivas a iniciativas estratégicas que realmente impulsen el negocio.
Considera lo que esto significa en la práctica. En lugar de dedicar equipos a restablecer contraseñas y gestionar accesos, los líderes de TI pueden enfocarse en innovación, automatización y avances competitivos. En lugar de perder horas productivas cambiando entre sistemas, los empleados pueden dedicar toda su atención al trabajo para el que realmente fueron contratados.
Las empresas que prosperen en los próximos años no serán aquellas con más herramientas digitales – serán aquellas con la integración más inteligente de esas herramientas.
Así como antes las empresas no podían competir sin adoptar tecnología digital, pronto no podrán retener talento o mantener la seguridad sin evolucionar de sistemas aislados a un lugar de trabajo digital unificado. La pregunta ahora no es si hacer este cambio, sino qué tan rápido pueden hacerlo.