El abandono escolar temprano ha sido reconocido desde hace tiempo como un punto débil del sistema educativo balear. La tasa históricamente ha sido superior a la del resto de España, y las últimas cifras indican que esta tendencia persiste. A nivel europeo, la tasa del 20,1% en 2024 superó a la de cualquier país de la Unión Europea.
La media nacional se situa en el 13%. La comunidad autónoma con mejores resultados es el País Vasco, con un cinco por ciento. Las economías locales ofrecen una explicación a estas diferencias. El País Vasco es una de las potencias industriales tradicionales de España (también en banca); la economía balear, en cambio, se basa en los servicios, principalmente el turismo. En el ámbito comunitario, Rumanía registra la tasa más alta de abandono —un 17%— y Croacia la más baja, con solo un dos por ciento.
Los requisitos de cualificación reflejan la estructura de las economías. El Govern balear subraya ahora el análisis del nivel formativo de la población activa residente como un elemento esencial para abordar los cambios deseados en el modelo económico. El capital humano debe posicionarse «como un elemento clave del progreso social y económico». Así lo destacó la directora general de Asuntos Económicos, Catalina Barceló, durante la presentación del informe de perspectivas económicas del segundo trimestre de 2025, que incluyó un capítulo específicamente dedicado a este tipo de análisis.
Las conclusiones refuerzan lo que ya se comprende desde hace demasiado tiempo. «El nivel educativo medio es significativamente inferior al promedio europeo. Esta situación limita la optimización del capital humano y genera tensiones en el mercado laboral de la región.» Puede que el empleo sea elevado, pero las cifras positivas ocultan debilidades estructurales subyacentes.
El nivel de formación es determinante para la calidad del empleo y los perfiles profesionales. «A medida que aumenta el nivel educativo, desciende la tasa de desempleo», señala el observatorio gubernamental de empleo, que sitúa a Baleares como la séptima comunidad con menor tasa de paro juvenil. Aún así, en 2024, el archipiélago registró la quinta mayor cifra de jóvenes menores de 30 años que ni estudiaban ni trabajaban.
