El Superman de James Gunn es una película curiosa: tan sincera, tan emotiva y tan raramente rara que a veces parece más un proyecto de fans que un reinicio del superhéroe más icónico del mundo. Muchos estaremos aliviados de dejar atrás al "Jesús espacial metalero" de la era Zack Snyder, y que Gunn evitó caer en un homenaje excesivo a la época de Christopher Reeve. Sin duda, este es un Superman nunca antes visto: un Kal-El profundamente humano, imperfecto y más encantador por ello.
El nuevo Hombre de Acero, interpretado con carisma juvenil y energía de labrador dorado por David Corenswet, pasa la película lidiando con agujeros negros, peleando contra clones y enfrentando la revelación de que su padre espacial quizá estuvo a un mal día de cometer genocidio. Aún así, sospechamos que dejaría todo si le pidieras que arregle tu router y ponga Enya hasta que se te pase la crisis existencial.
Clark Kent llega tarde a la fiesta de los superhéroes
Estamos acostumbrados a que Superman sea el primero en aparecer. En el clásico de 1978 de Richard Donner, Kal-El fue recibido con asombro por una humanidad que nunca había visto nada igual. Pero en el nuevo DCU, los superhéroes llevan siglos existiendo. Superman ni siquiera es el primero en la era moderna, lo que cambia cómo lo ven todos—probablemente porque, tras décadas de metahumanos, ha habido tantos desastres de relaciones públicas como milagros.
Anomalías con disfraz
Ahí está la Banda de la Justicia: Linterna Verde (Guy Gardner, Nathan Fillion), Mister Terrific (Edi Gathegi) y Hawkgirl (Isabela Merced). Nunca queda claro si son héroes o solo supernarcos con patrocinio. Su presencia refuerza la idea de que la humanidad aún no entiende a estos bichos raros. ¿Y quién los culpa? Gardner es una demanda de RRHH andante, Mister Terrific habla como si moderara su propio TED Talk, y Hawkgirl tiene la energía de un profesor suplente en el último día de clases.
El vil Lex Luthor explota esta desconfianza para pintar a Superman como una bomba de tiempo alienígena con capa.
Superman, el inmigrante definitivo
¿Por qué Lex odia tanto al Hombre de Acero? Es un misterio, sobre todo cuando hay otros metahéroes a los que culpar. ¿Le molesta que Superman salve gente gratis, arruinando su app de rescate en beta? ¿O que pueda volar y ni siquiera tenga billetera de cripto? ¿O que sea amado sin haber lanzado un podcast pedorro?
Sin multiverso a la vista
Agradezcamos que no hay portales a otras dimensiones ni cameos de Superhombres con bigote. Aunque la locura está al máximo: universos paralelos, un Superman tonto controlado por drones de Lex y hasta un tipo (Metamorpho) que convierte su pierna en kryptonita.
Una crisis de identidad sci-fi
El cambio más audaz de Gunn es reescribir el origen de Superman. En vez de ser enviado como un regalo, sus padres lo mandaron para que, al crecer, conquistara la Tierra. Así, la película se convierte en una crisis existencial: un chico de granja que descubre que su historia podría ser mentira, frente a un mundo que ya lo coronó como salvador.
Lo mejor de la peli
Krypto, el Superperro, es lo máximo: mezcla de animal de apoyo emocional y misil peludo. Merece su propio spin-off, porque hasta podría vencer a Darkseid con un juguete en la boca. También está Kara Zor-El (Milly Alcock), una Supergirl que prefiere planetas donde sí se puede emborrachar.
Pese a sus altibajos, esta película me dejó con ganas de ver adónde lleva Gunn al DCU. Porque, aunque no vuele perfecto, es un mundo que nunca habíamos visto.
¿Y tú? ¿Crees que esto era lo que Superman necesitaba, o solo una terapia interestelar con capa y perro?
