España y China fortalecen sus relaciones diplomáticas y comerciales.
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Por primera vez en casi dos décadas, un monarca español se dirige a China. El Rey Felipe VI realizará una visita de Estado a Pekín del 10 al 13 de noviembre, un movimiento que subraya el creciente interés de España por fortalecer sus vínculos comerciales y de inversión con la segunda economía mundial.
Una visita real para impulsar la cooperación hispano-china
El Ministerio de Asuntos Exteriores chino confirmó la visita el lunes 3 de noviembre, señalando que Pekín está dispuesto a “colaborar codo con codo con España” para ampliar la cooperación y profundizar su asociación estratégica. La portavoz Mao Ning declaró a los periodistas que el viaje brinda una oportunidad para que ambas naciones “trabajen conjuntamente y avancen”.
La visita real se produce en un momento en que Madrid intensifica su diplomacia económica con China, incluso cuando la Unión Europea y Estados Unidos actúan con mayor cautela. España ha sido uno de los países europeos más proactivos en la búsqueda de una mayor vinculación económica con Pekín.
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El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya ha visitado China tres veces en igual número de años. Durante su último viaje, en septiembre de 2024, dio un giro sorprendente al distanciarse de la propuesta de la UE de aplicar aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en China, una medida ampliamente interpretada como un esfuerzo por mantener unas relaciones fluidas con Pekín.
Crecen las inversiones chinas en España
La influencia de Pekín en España ya se materializa através de importantes inversiones. El gigante chino de baterías CATL y la empresa de energías renovables Envision han anunciado planes para abrir nuevas fábricas en España, lo que contribuirá a impulsar los sectores de energía verde y manufactura del país.
Pero no todos en Europa comparten el entusiasmo de Madrid. Bruselas ha advertido sobre el riesgo de depender excesivamente del comercio chino, señalando preocupaciones de larga data sobre los desequilibrios económicos, la asociación de China con Rusia y su control sobre materias primas críticas para las industrias energéticas y tecnológicas europeas.
Los analistas afirman que la estrategia china de “dividir y conquistar” –ofreciendo incentivos comerciales a ciertos países de la UE como España o Hungría– está dificultando que el bloque mantenga una posición unificada frente a Pekín.
Atrapada entre Bruselas, Pekín y Washington
El enfoque de España no ha pasado desapercibido al otro lado del Atlántico. El Secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, criticó recientemente al Ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, por sugerir que Europa debería acercarse a China, advirtiendo que hacerlo equivaldría a “cortarse usted mismo la garganta”.
Aun así, las tensiones globales podrían estar enfriándose, al menos por ahora. Tras la reunión del Presidente chino Xi Jinping con el Presidente estadounidense Donald Trump la semana pasada en Corea del Sur, ambas partes acordaron una retirada parcial por un año de las restricciones comerciales y tecnológicas, aliviando meses de fricción entre las dos potencias.
En este contexto, la visita del Rey Felipe a Pekín será seguida con atención en toda Europa y Washington, mientras España navega hábilmente entre el fortalecimiento de sus propios intereses económicos y la necesidad de mantener la alineación con sus socios de la UE y EE. UU.
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