Los legendarios falsos roqueros Spinal Tap, con Christopher Guest, Michael McKean y Harry Shearer como, respectivamente, el guitarrista principal Nigel Tufnel, el cantante David St Hubbins y el bajista Derek Smalls, regresan en una “rocksecuela” llena de cameos – o, si prefieres, “mocksecuela” – sobre el reunion forzada por contrato y terriblemente malograda de la banda en Nueva Orleans. Es la primera vez que tocan juntos desde que una misteriosa pelea reportada entre David y Nigel en 2009 detuvo el proyecto.
Y parafraseando a los Smiths: ese chiste sigue siendo divertido… no es demasiado personal y no es demasiado hiriente… pero sí está cerca, y quizás tengas que esforzarte un poco más para recordar cómo te sentiste la primera vez que viste la original. Hay muchas cosas buenas aquí, algunos chistes ingeniosamente reinventados de la primera película y apariciones actualizadas de personajes secundarios medio olvidados. (Aunque es triste no ver a Anjelica Huston). Y la risa más grande viene con una frase al final sobre Bruce Springsteen.
Lo que no anticipé de esta película es lo muy triste que me hizo sentir. En 1984 era normal llamar “envejecentes” a los rockeros de Spinal Tap. Ahora, bueno, realmente están envejeciendo. Todos lo estamos. Hay una especie de melancolía en Tap II que quizás no fue totalmente intencional. La perspectiva es excesiva. Sin embargo, algo que extrañamente surge de esta secuela es la realización de que: sí, los tipos que interpretan a Tap (y el codirector Rob Reiner) realmente eran y son buenos músicos.
La situación ahora es que el difunto mánager Ian Faith legó sus derechos de la banda a su hija adulta, Hope. Ella ahora obliga legalmente a la banda a reunirse por dinero, una reunion supuestamente facilitada por el promotor Simon Howler. Hoy, Nigel vive en la Inglaterra rural con su joven esposa, dirigiendo una tienda de guitarras y quesos. Derek tiene una tienda de pegamento antiguo, mientras David está en California, componiendo música para podcasts.
La banda es forzada a reunirse con el cineasta Marty DiBergi una vez más – y vaya que son viejos gruñones. Un par de leyendas del rock reales también quieren involucrarse, cosa que la banda recibe con ingratitud. Algunos chistes no funcionan del todo: el personaje de Simon Howler es un poco exagerado y los intentos de Derek de coquetear con su nueva baterista son incómodos. Aún así, el final centrado en Stonehenge es una positiva Tapocalipsis.
Spinal Tap II: The End Continues sale el 12 de septiembre en el Reino Unido y EE. UU., y el 25 de septiembre en Australia.