Simón Cowell: El siguiente acto – La milmillonésima variación de su única idea

Señoras y señores, finalmente ha llegado el engaño más cínico del año. Para el espectador casual, la nueva serie de Netflix *Simon Cowell: The Next Act* podría parecer otra serie documental autorizada y casi sin filtros.

Y eso tendría sentido, porque ese tipo de cosas están por todas partes últimamente. Todos, desde David Beckham hasta Robbie Williams y Charlie Sheen, han hecho una, permitiendo que un equipo de filmación entre en sus vidas para ofrecer sólo la suficiente crudeza como para engañar a la gente haciéndole creer que está viendo algo más que un proyecto publicitario muy cuidado. Y, en realidad, ¿quién merece uno de estos más que Simon Cowell?

Porque aquí está un hombre que, como cara visible de *The X Factor* y *Pop Idol*, pasó la primera parte del siglo XXI en lo más alto del mundo del espectáculo. Podía hacer y deshacer carreras con un movimiento de muñeca. Dejando a un lado el deporte, la realeza, el Covid y (sorprendentemente) *Gavin & Stacey*, la final de *X Factor* de 2010 sigue siendo el programa de televisión británico más visto de los últimos 15 años. En su mejor momento, Cowell era rico. Era poderoso. Estaba en todas partes.

Pero luego desapareció. Proyectos muy publicitados –como la mega-marca de entretenimiento “más grande que Disney” con Philip Green y la serie de libros infantiles que anunció hace cinco años– no llegaron a nada. Se rompió la espalda. Su apariencia cambió. Se rumoreaba que se había hecho devoto de un montón de modas de salud que sonaban muy raras. ¿Se había instalado en un semi-retiro? ¿Era un ermitaño al estilo Howard Hughes, dejándose crecer las uñas? El mundo necesitaba saberlo: ¿qué hace exactamente Cowell con su vida cuando no hay ningún *X Factor* que la llene?

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**¿Le volverá a dar fama? … Simon Cowell y Poo Bear en *Simon Cowell: The Next Act*.** *Fotografía: Cortesía de Netflix*

Ahora lo sabemos, porque aquí viene el truco. Aunque se presente como un documental de realidad sobre la vida cotidiana, *Simon Cowell: The Next Act* es –atención– *The X Factor*. Es literalmente otro maldito *X Factor*.

No, en serio. Un minuto Cowell discute semi-sinceramente con su pareja, Lauren Silverman, y al siguiente abandona toda esa fachada para buscar un nuevo boyband. Hace audiciones. Los lleva a un campamento de entrenamiento. Usa fotos de sus caras para decidir a quién quiere eliminar. Hay historias tristes increíblemente flojas (un concursante, y por favor preparen los pañuelos para esto, trabaja en un Nando’s). A falta de que Louis Walsh aparezca distraído para llevarlo todo a un empate, esto es *The X Factor*. No puedo enfatizarlo lo suficiente. Es la única idea de Cowell, por milmillonésima vez, con ropa ligeramente diferente.

Pero, por supuesto, Cowell quiere crear un nuevo boyband. Su mayor éxito fue crear One Direction, y aquí está abiertamente envidioso del auge del K-pop, con sus grupos ultra-fabricados y una gestión rigidamente controlada. Lo cual, hay que admitirlo, no es algo particularmente bueno para envidiar. Las exigencias a los artistas de K-pop son tan grandes que el abuso y el suicidio no son raros, al igual que los “contratos de esclavitud” que les prohiben subir de peso o enamorarse.

Tengo prohibido decirles cómo termina la serie, pero quizás sea mejor no tener muchas esperanzas. El último intento de Netflix de hacer un concurso de canto –*Building the Band* este verano– fue un fracaso. Lo ganó un grupo llamado 3Quency, cuyo primer sencillo no entró en las listas. Y ese programa trataba específicamente de una banda, que es más de lo que se puede decir de *Simon Cowell: The Next Act*. La estrella de este programa es Cowell y sólo Cowell. El grupo –todos los chicos de 16 años con el mismo peinado que hicieron la mayor parte del trabajo– se presenta como una idea de último momento.

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Todo esto me recuerda a la brillante comedia de Nathan Fielder *The Rehearsal*, que hizo algo similar este año. Fielder llevó a un grupo de aspirantes inconscientes a un concurso de canto llamado *Wings of Voice*, sólo para revelar que había sido creado específicamente para ayudar a los copilotos de aerolíneas a ser más seguros en sus comunicaciones durante el vuelo. Eso es básicamente lo que es *The Next Act*, aunque esta vez el objetivo secreto es simplemente volver a hacer famoso a Cowell. Esos pobres chicos no tienen ninguna oportunidad.

*Simon Cowell: The Next Act* ya está disponible en Netflix.

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