El ex presidente del DNC, Jaime Harrison, se unió a la moda de Substack, pero parece que no leyó la letra pequeña.
Harrison violó los términos de servicio de Substack al suscribir masivamente a su antigua lista de correos de campaña y otros contactos personales. Las reglas de Substack dicen: “No añadas personas a tu lista de correo sin su consentimiento, y no importes tu lista de contactos o redes sociales”. Y Substack enfatiza que los suscriptores deben haber “dado su consentimiento explícito”, según un portavoz de la compañia.
Harrison subió recientemente las personas de su lista de la campaña al Senado de 2020 y otros contactos que había recogido durante años, aunque dejó eso claro a los suscriptores cuando comenzó su Substack. Su email de presentación la semana pasada decía: “Como miembro anterior de mi lista de correo, has sido suscrito automáticamente a mi nuevo espacio en Substack”. Harrison tiene un podcast en Substack donde ha entrevistado a demócratas como Hunter Biden, el gobernador de Maryland Wes Moore y el gobernador de Minnesota Tim Walz, y también comenzó una sección de suscripción paga para superfans que quieren acceso anticipado a los podcasts y contenido extra.
Sin embargo, la forma en que construyó su lista de Substack ha atraído atención negativa en internet, con varios usuarios de X expresando enfado porque fueron añadidos a su Substack sin su permiso o incluso sin saberlo. Un usuario escribió: “Los horrores de dar mi correo a los demócratas nunca cesan. Por qué diablos fui auto-suscrito al Substack de Jaime Harrison”, mientras otro escribió: “Me acabo de enterar de que fui suscrito automáticamente al Substack de Jaime Harrison sin mi conocimiento o consentimiento”.
El portavoz de Substack, a quien se le concedió el anonimato para hablar libremente, declinó comentar sobre el caso de Harrison pero dijo que las guías de la compañia “requieren que cualquier lista de correo que un publicista importe esté compuesta por personas que han dado su consentimiento explícito para recibir emails de esa publicación” y que las listas compradas o recogidas sin consentimiento (lo que pasa frecuentemente en campañas) no están permitidas. El portavoz puso en negrita la frase “consentimiento explícito”.
El portavoz dijo que Substack hace comprobaciones básicas por problemas que incluyen direcciones inválidas, pero que no tiene una forma de verificar cómo fueron recogidos los emails.
Harrison dijo en una breve entrevista telefónica que él “asumió” que su equipo había seguido las reglas de Substack pero añadió: “Para mí, sabiendo de cosas de email y todo eso, yo no sigo estas cosas”. En un mensaje de texto de seguimiento, dijo que había cumplido con todas las políticas de Substack y que su equipo “trabajó directamente con Substack para subir nuestra lista, que fue recogida de mi campaña al Senado y otras actividades personales”. Un portavoz de Harrison declinó dar a POLITICO el nombre del representante de Substack con el que trataron y dijo que esas interacciones se hicieron solo por teléfono.
Varios otros políticos demócratas con Substacks han escogido formas diferentes de construir sus listas de boletines. Una persona familiarizada con el Substack de Pete Buttigieg, a quien se le dio anonimato para discutir el tema, dijo que el ex secretario de transporte solo está usando formas orgánicas para hacer crecer su Substack, que tiene alrededor de 600,000 seguidores, y que su equipo no importa ninguna lista.
Un portavoz del senador Chris Murphy (D-Conn.) dijo que él también ha hecho crecer su Substack orgánicamente y no pensó que fuera necesario traer suscriptores de su lista de correo de campaña. La persona dijo que las entrevistas en video que el senador ha hecho con influencers anti-Trump como Jim Acosta y Jennifer Rubin, así como el periodista Anand Giridharadas, han sido muy útiles para añadir nuevos suscriptores, que ahora son más de 65,000.
La semana pasada, el Substack de Harrison mostraba que tenía un millón de suscriptores, pero la mayoría de sus publicaciones tienen menos de una docena de ‘me gusta’. Después de que POLITICO comenzó a hacer preguntas, el número de suscriptores se volvió privado. Un portavoz de Harrison declinó comentar sobre por qué el número de suscripciones ya no es público.
Durante años, los asesores demócratas han expresado preocupación de que los políticos demócratas están agotando a los donantes con demasiados emails, pero Substack es una nueva plataforma en la que los demócratas pueden hacer crecer –y molestar– a las personas en su órbita.
“Substack prohibe el spam no solicitado por una razón”, dijo Josh Nelson, CEO de la plataforma publicitaria progresista Civic Shout. “Jaime Harrison, como ex presidente del DNC, debería saber mejor que añadir personas a una lista de correo sin su conocimiento o consentimiento”.
Otro asesor demócrata, a quien se le dio anonimato por miedo a consecuencias comerciales, dijo que los líderes de muchas organizaciones progresistas y otros demócratas influyentes ahora tienen Substacks que, bromeó, ven como su “plan de jubilación”.
“Es tan tonto porque obviamente no hay suficiente gente en Substack para pagar $5 al mes por todas estas personas, y todos usan toneladas de recursos organizacionales para inflar sus propios Substacks, lo que es muy corrupto y una tan mala asignación de recursos”, dijo el asesor.
Una versión de esta historia apareció primero en el boletín Morning Score de POLITICO Pro. Suscríbete a POLITICO Pro.
