Seis causas de la gravedad de los incendios forestales en España este año

Los incendios forestales han sido particularmente virulentos este verano en España debido a un coctél de ingredientes peligrosos que ha hecho que las llamas arrasen más superficie que en cualquier otro año desde que se tienen registros.

Según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales, al menos 373.000 hectáreas (922.000 acres) de terreno han ardido en España este año hasta la fecha.

Esto convierte oficialmente a esta temporada en la peor de la historia desde que comenzaron los registros en 2006, superando a 2022, cuando 306.000 hectáreas fueron calcinadas.

Los incendios también se han cobrado un total de cuatro víctimas mortales, han causado heridos a decenas de personas y han forzado a miles a huir de sus hogares.

Los bomberos han declarado en repetidas ocasiones a la prensa española que nunca habían tenido que enfrentarse a incendios tan violentos, denominándolos ‘incendios explosivos’ debido a su capacidad para propagarse más rápido y de forma más impredecible de lo habitual.

¿Por qué están resultando tan destructivos los incendios de este año en España y cuáles son las condiciones que han conducido a estas devastadoras consecuencias?

Cambio climático

En primer lugar, no podemos ignorar que el cambio climático es uno de los principales factores implicados, ya que está alargando los veranos españoles, haciéndolos más secos y calurosos, con un mayor número de olas de calor.

La última ola de calor duró un total de 16 días y fue la tercera más larga de la historia según el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) José Luis Camacho. Esta duración es similar a la experimentada en 2022, que, antes de este año, fue la peor registrada en cuanto a incendios forestales.

En términos simples, las temperaturas más elevadas provocan una mayor evaporación de la humedad del suelo y la vegetación, secan árboles y hierba, y toda esta hojarasca y ramas caídas se convierte en yesca fácil.

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Fenómenos meteorológicos extraños como las ‘tormentas secas’ y las explosiones de calor también han sido comunes este año en España y han contribuido a la propagación de los incendios.

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Propiedad privada del terreno

Gran parte del terreno forestal de España es de propiedad privada, lo que significa que los servicios públicos no pueden gestionarlo con el objetivo de prevenir incendios.

El especialista en Ordenación del Territorio y portavoz de Greenpeace, Miguel Ángel Soto, declaró a la emisora de radio Onda Cero que “una gran parte del bosque no es propiedad del estado ni de las comunidades autónomas. Es propiedad privada cuyos dueños ya no viven en el pueblo, sino en ciudades como Bilbao, Madrid o Barcelona”.

Por lo tanto, no se está gestionando adecuadamente y “ha quedado claro que el bosque no se está gestionando”, afirmó Víctor Fernández García, experto en Ingeniería Forestal y Agrícola de la Universidad de León, a BBC Mundo.

Bomberos forestales combaten un incendio en la aldea de Vilarino, en el municipio de Carballeda de Avia, noroeste de España. (Foto de MIGUEL RIOPA / AFP)

Abandono de las zonas rurales

Otra razón que va de la mano con la propiedad privada es el abandono de las zonas rurales. Muchas áreas del país sufren despoblación a medida que la gente se traslada a las grandes ciudades y a la costa por trabajo. La agricultura y la ganadería tradicionales también se han abandonado en favor de industrias más rentables.

Fernández García explica que “anteriormente, existía un paisaje marcado por pequeñas huertas o fincas cuidadas por quienes las cultivaban, pero muchas han sido desbrozadas, permitiendo que malezas y otra vegetación se expandan, creando un paisaje más continuo donde el fuego se propaga más rápida y fácilmente”.

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Soto, de Greenpeace, coincide al decir “Esto crea zonas abandonadas, sin gestión ni ganadería extensiva. El cuarenta por ciento de lo que ha ardido este año eran antiguos terrenos agrícolas cubiertos de hierba. Sin ganado que la consuma, arde muy rápidamente”, añadió.

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Una primavera más húmeda

España experimentó una primavera muy lluviosa este año. Y aunque fue bienvenida después de varios años de intensa sequía, también ha contribuido a la intensidad de los incendios este año al proporcionar más follaje para la combustión.

Según la agencia nacional de meteorología de España, Aemet, marzo de 2025 fue el tercer mes de marzo más lluvioso desde que hay registros. Solo los meses de marzo de 2018 y 2013 fueron más húmedos en el conjunto de España.

No obstante, el director general de la Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid 112, Pedro Ruiz, explicó que “la primavera lluviosa ha favorecido la acumulación continuada de combustible que fomenta la propagación de los incendios”.

Todo esto se tradujo en hierbas y plantas más densas y altas que actúan como yesca perfecta para los incendios forestales.

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Falta de prevención

Los expertos creen que los esfuerzos se están concentrando en apagar los incendios en lugar de prevenirlos en primer lugar.

Las autoridades se centran en buscar responsables, mientras que quienes trabajan sobre el terreno reclaman más actuaciones en el ámbito de la prevención.

Fernández García declaró a BBC Mundo que cree que deberían explorarse opciones para utilizar el terreno forestal y fomentar alguna forma de ocupación y explotación del campo.

Otros expertos señalan que la inversión pública en mantenimiento y limpieza forestal ha disminuido constantemente en los últimos años, y muchos propietarios privados carecen de financiación para gestionar sus particiones del bosque.

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Incendios provocados por el hombre

Hasta la fecha este año, se han registrado 977 incendios forestales en España, y aunque 32 personas han sido arrestadas y 93 están siendo investigadas por provocarlos, no hay datos específicos sobre qué porcentaje de estos fuegos fueron iniciados a propósito por pirómanos.

El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ha afirmado que hasta el 80 por ciento de los recientes incendios fueron intencionados. El último informe anual de la Fiscalía General del Estado español, publicado en 2024 con datos de 2023, indica que el 19 por ciento de los incendios investigados ese año fueron intencionados, y que el 68 por ciento se debieron a negligencias.

El Ministerio para la Transición Ecológica de España también estima que, de media, el 96 por ciento de los incendios “tienen su origen en la acción humana” (intencionada o negligente). 

También ha habido informaciones en la prensa española sobre los presuntos intereses cinegéticos detrás de algunos incendios intencionados, como el de Aliseda en la Comunidad de Madrid, pero también circula mucha desinformación en las redes sociales que alega otros motivos oscuros para querer ‘limpiar el terreno’, como para construcción o para instalar parques eólicos y solares.

Puede que no haya necesariamente un aumento en el número de incendios intencionados en 2025, pero la acción humana está desempeñando sin duda un papel clave en encender la chispa, como ocurre la mayoría de los años.