Durante años, la secuela de la épica cinta de cómic de Matt Reeves, *The Batman* (2022), pulcra pero de ritmo glacial, ha existido en un vacío de rumores a media luz. Sabemos que eventualmente llegará (supuestamente en octubre de 2027), pero nadie sabe exactamente cómo será. Podrían pasar épocas geológicas enteras antes de que el cineasta decida finalmente qué doyen de la infame galería de villanos de Batman quiere desatar a continuación. Los cimientos de Gotham misma podrían cambiar antes de que Reeves resuelva qué canción grunge lluviosa y melancólica formará la base de la nueva banda sonora.
Y entonces, de la nada, llega la noticia de esta semana: Scarlett Johansson está en negociaciones finales para unirse al elenco de la secuela. No tenemos idea de a quién podría interpretar, pero no importa: esto se siente trascendente, como una señal de bat iluminándose sobre una ciudad abandonada hace tiempo. Johansson es más que una estrella de primer nivel; es una de las pocas actrices que aún llena salas de cine y aparece en películas de Wes Anderson. Conserva un brillo de la era dorada de Hollywood que parece perfecto.
Robert Pattinson en *The Batman*. Fotografía: Landmark Media/Alamy.
¿Qué nos dice su participación? En años pasados, los medios habrían hecho montajes de Johansson como Poison Ivy o Harley Quinn, pero es poco probable que aparezca ninguna. Primero está la propia *The Batman*, que fue una de las aventuras cinematográficas más ortodoxas y a nivel de calle. Reeves no quiere un universo compartido: eso se lo dejará a Andy Muschietti para *Batman: The Brave and the Bold*, que, a diferencia de las películas de Battinson, existirá dentro del DCU principal de James Gunn.
Reeves prefiere su Gotham mugrienta y arraigada. Sus villanos no son tiranos cósmicos; son inadaptados con infancias sin resolver. Quinn ya fue presentada en *Joker: Folie à Deux*, y Johansson no puede interpretar a Sofia Falcone, porque Cristin Milioti ya se quedó con ese papel en la serie de TV *The Penguin*. Las opciones para personajes femeninos conocidos de Batman son limitadas; Zoë Kravitz ya interpretó una versión de Catwoman en la última película.
Ha habido especulación en rincones de la blogosfera de que Johansson podría interpretar a Andrea Beaumont, alias Phantasm, una villana cuyos instintos de asesina en serie parecen encajar con la preferencia de Reeves por historias de Gotham impregnadas de crimen, trauma y humedad municipal. Reeves ha dicho que busca un antagonista que “indague en el pasado y la vida de Batman”, y Beaumont cumple eso con gusto: un antiguo amor de Bruce en los cómics y (más definitivamente) en la película animada de 1993 *Mask of the Phantasm*, una mujer cuyo dolor se transformó en venganza enmascarada. Su historia de origen incluso deja espacio para el Joker como un mafioso de bajo nivel, un detalle que permitiría a Reeves preparar al duende del caos de Barry Keoghan para una tercera entrega.
Quizás la pregunta más interesante es qué hace un intervalo de cinco años entre episodios a una franquicia concebida originalmente como una trilogía. Las trilogías deben generar impulso, no convertirse en curiosidades arqueológicas de prestigio, pero aquí estamos. Tal vez ese sea el encanto de este universo extraño y empapado. Quizás este es simplemente un Gotham donde los villanos se enquistan durante años, las estrellas de primer nivel aparecen como presagios sobrenaturales y cada noticia se siente como una transmisión de algún Batverso alternativo.
Si Johansson realmente se une a la contienda, al menos esto sugiere que la trilogía de Reeves-Pattinson se está agitando nuevamente, aunque sea con timidez. Con suerte, la segunda parte quizás logre llegar a los cines antes de que Warner Bros. revele su próximo nuevo Batman.