Estimado Editor,
Viajo a Mallorca con frecuencia de vacaciones; este año serán tres visitas: en mayo, julio y octubre. La pregunta que más me hacen sobre mis viajes es: “¿Has tenido problemas con los manifestantes?” Mi respuesta es no, al menos por ahora. Mi punto es que lo primero que debería venir a la mente es lo bonita que es la isla o qué resort visitar. Mallorca está recibiendo muy mala prensa en toda Europa debido a estas protestas y, tarde o temprano, la economía local sufrirá. Este no es un problema causado por los turistas, sino un asunto que solo las autoridades de Mallorca y España pueden resolver. Si no se actúa y alguien resulta herido —o algo peor—, la isla ganará aún más mala reputación.
Hay simpatía por los residentes, pero el problema solo puede solucionarse aquí. El sistema político español debería intervenir y abordarlo antes de que los turistas decidan irse a otros destinos donde sean bien recibidos. Una mala fama llega en un instante, pero construir una buena reputación lleva años y puede perderse en segundos.
Si el sistema sigue postergando el problema, tarde o temprano los locales podrán tener vivienda, pero a costa de una economía muy débil. Mallorca es un lugar hermoso. Mi mensaje a los políticos: cuiden a su gente, no solo se enriquezcan a costa del turismo.
Buena suerte,
Joe
Estimado Editor,
Al leer su artículo sobre el precio de tres cervezas, casi me muero del susto el otro día. Tenía trabajo cerca de la Plaza de las Columnas/Pere Garau y quedé con un cliente. Como siempre, llegué puntual, así que decidí tomar un café. Vi que había un bar nuevo en la plaza —ojo, hablamos de la Plaza de las Columnas, no el Borne—. Pedí un café con leche, normalito, y al pedir la cuenta… ¡4,30€! Sí, cuatro euros con treinta en esa plaza. Hasta en la Plaza Juan Carlos me hubiera quejado. El camarero solo se encogió de hombros. Sé que él no pone los precios, pero eso es una pasada.
Michael Everett
Estimado Editor,
Su interesante boletín ha dedicado cuatro páginas (antes de la 12) al turismofobia, un problema que, aunque no siempre visible, existe. No me refiero a Spielberg (foto de la edición anterior), pero los estadounidenses se mudan aquí: Ellen DeGeneres vive en los Cotswolds ingleses, etc.
El gobierno, como el del Reino Unido, será lento con la vivienda asequible. Los locales pueden alquilar habitaciones en Airbnb, lo que quizá ha agravado el problema. La brecha entre ricos y pobres, como en el Reino Unido, crece. Basta ver a los manifestantes y los tres superyates de Port Portals en su portada. No estoy en contra del turismo, los supercoches o los superyates, pero siento por los locales que no pueden acceder a vivienda digna. No protestarían si no les importara, ¿no? La vida ya es complicada.
Mallorca es una isla difícil de superar, no una que necesite golpes. Hasta septiembre.
Saludos cordiales,
Brian Linford, Pontefract
