Santander acusado de financiar la vasta deforestación.

Sergio Rojas remembers his childhood, watching bulldozers destroy the forests of Argentina’s Gran Chaco region, forcing animals to flee in search of a new home. Rojas, a member of the Indigenous Qom community, lived a nomadic life in the forest, relying on its resources for survival.

The Gran Chaco, a vast arid woodland spanning multiple countries, is facing rampant deforestation driven by industries like cattle ranching and agriculture. Despite the destruction, Indigenous communities are the only ones taking action to protect their land and way of life.

A new report by Global Witness reveals that the Spanish bank Santander has been indirectly funding deforestation in the Gran Chaco through investments in the Argentinian agribusiness group Cresud. Despite Santander’s pledge to limit deforestation and achieve net-zero emissions, it has continued to finance Cresud’s activities in the region.

The report highlights Santander’s significant role in underwriting financing for Cresud, enabling the company to deforest vast areas in South America. This funding has been used to buy and clear land in the Chaco region, contributing to the destruction of one of South America’s last climate-critical forests.

Santander, one of the EU’s largest banks, is also a leading lender to forest-risk companies, providing financing to industries linked to deforestation. The bank’s actions have raised concerns about its commitment to sustainability and environmental protection.

Global Witness has called on Santander to address the impact of its financing on deforestation and Indigenous communities. Despite these allegations, Santander has not provided concrete evidence to refute the claims made in the report.

The report’s author, Charlie Hammans, emphasizes the destructive business model driving deforestation in the Chaco, prioritizing profit over environmental conservation and Indigenous rights. The lack of accountability from Santander raises questions about the bank’s commitment to responsible banking practices. Hay mucho espacio para mejorar en la elaboración de esas políticas más estrictas.

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"Para detener realmente estos problemas, necesitamos una transformación fundamental en la forma en que opera el sector financiero porque todavía es neocolonial".

Ni Santander ni Cresud respondieron a las solicitudes de comentarios del Guardian.

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En las últimas décadas, el Gran Chaco se ha convertido en un centro agrícola y motor de la economía regional. El cultivo de soja ha aumentado, con un incremento del 30% en el área de producción en Argentina entre 2001 y 2022, mientras que Paraguay vio un aumento de 15 veces desde 2012 hasta 2022, según el Foro Económico Mundial.

La producción de ganado también ha aumentado, especialmente en Paraguay, donde 67.4% de las exportaciones de carne provienen del Gran Chaco. En Argentina, la región alberga 33% del ganado del país.

La deforestación en todo el Chaco vinculada a esta expansión agrícola ha dejado a la región más vulnerable a la crisis climática, empeorando los efectos de sequías, inundaciones, olas de calor e incendios forestales. Argentina sufrió pérdidas de $2.67 mil millones en pérdidas en exportaciones debido a la sequía en 2022.

Según datos de Global Witness, la mayoría de las tierras deforestadas – más de 100,000 hectáreas (250,000 acres) – se encuentran en Argentina, donde la deforestación ha dejado su huella en las provincias del norte de Formosa, Santiago del Estero, Salta y Chaco, donde operan empresas como Cresud.

En los últimos 25 años, Greenpeace Argentina calcula que aproximadamente 8 millones de hectáreas de bosque nativo se han perdido en el país, con casi el 80% de esa deforestación ocurriendo en el Gran Chaco argentino.

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La expansión de la industria maderera significa no solo el saqueo de recursos sino también de nuestros idiomas

Líder wichí indígena

"En las últimas décadas, el Gran Chaco es probablemente una de las áreas más deforestadas del planeta", dice Hernán Giardini, coordinador de las campañas forestales de Greenpeace Argentina.

Él señala que, además de la pérdida de biodiversidad, las comunidades locales también se ven afectadas. "Las personas indígenas suelen ser las que más sufren el impacto. Pueden ser reducidas a un espacio limitado donde su forma de cazar, recolectar y pescar se vuelve inviable".

Las comunidades del Chaco argentino se han quejado repetidamente de sentirse excluidas de la consulta requerida para que las empresas agropecuarias obtengan tierras.

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El derecho internacional reconoce el derecho de los pueblos indígenas y las comunidades locales a rechazar proyectos que afecten su forma de vida. Cualquier proyecto de este tipo requiere su consentimiento libre, previo e informado para proceder.

"La expansión de la industria maderera significa no solo el saqueo de recursos sino también de nuestros idiomas. Están tratando de borrarnos del mapa", dice un líder wichí de la provincia de Formosa, hablando anónimamente.

El líder agrega: “Tenemos la obligación, heredada de nuestros abuelos, de siempre cuidar y defender nuestra tierra y transmitir su importancia. Estamos más que listos y comprometidos a defender nuestra tierra, idiomas y costumbres”.

Hammans dice que la deforestación desenfrenada y la financiación de empresas vinculadas a ella son causadas por la "falta de escrutinio internacional, leyes desactualizadas que se aplican de manera deficiente – si es que se aplican, falta de recursos para los ministerios que realizan las verificaciones, así como gobiernos que respaldan completamente a las industrias agrícolas”.

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A la velocidad actual de deforestación, la región del Gran Chaco de Paraguay podría desaparecer por completo para 2080, calcula Global Witness.

Giardini y Hammans enfatizan que Cresud y empresas similares operan dentro de los límites de la legalidad y culpan a políticas débiles y desactualizadas por fomentar un clima que permite que tales prácticas florezcan.

"Las regulaciones ambientales sobre lo que estas empresas pueden hacer deberían ser revisadas radicalmente para determinar si alguna deforestación futura es viable. Realmente no creo que lo sea", dice Hammans. “El sistema está fundamentalmente roto y para ver un cambio real, necesitamos una regulación real.”

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