¿Arrepentimientos? The Weeknd tiene algunos. En Hurry Up Tomorrow, una roman-à-clef cinematográfica vinculada a su sexto álbum de estudio, el multi-híbrido ganador del Grammy se enfrenta a las consecuencias de engancharse con una groupie trastornada que lo obliga a enfrentar sus aventuras de estrella de rock. Pero probablemente sean los espectadores los que se sientan arrepentidos de casi dos horas perdidas al final.
Aunque técnicamente es un thriller, Tomorrow se inspira en un momento de debilidad en la vida real: The Weeknd – nacido Abel Tesfaye – perdiendo la voz mientras filmaba la serie de televisión The Idol entre una gira mundial de estadios. Como en la mayoría de sus esfuerzos artísticos, The Weeknd hace que sea imposible para el público distinguir entre sus reflexiones sinceras y sus auto-observaciones satíricas, y sonríe cuando no entienden la broma. Recuerden su vertiginoso espectáculo de medio tiempo del Super Bowl y la estratagema de la venda en la cara que realizó para promover el álbum After Hours.
Tomorrow marca el tercer intento de The Weeknd de hacer una película basada en un álbum, pero la primera en correr a una duración de largometraje. También lo reúne con Trey Edward Shults, quien dirigió la película y coescribió el guion con The Weeknd y el creador de The Idol, Reza Fahim. Al igual que The Idol, Tomorrow se regodea en el glamour de la fama, las drogas y el sexo, los éxtasis que The Weeknd persigue para seguir adelante a través de una ruptura explosiva de su propia creación. A lo largo de la película, las cuerdas vocales de The Weeknd soportan el peso del estrés y se rompen, de manera bastante audible, mientras está cantando para una casa llena. Asustado y desesperado, se aleja de la luz de los reflectores y se escapa, solo para encontrarse con Anima (Jenna Ortega), una fiestera con la que conectó en medio de su espiral descendente.
Este no es un encuentro casual. Anima es una persona inestable sin nada que perder a quien primero conocemos prendiendo fuego a la casa de la infancia de Abel. No se lo dice cuando The Weeknd la encuentra mientras escapa de su propio concierto; solo le ofrece una salida segura y fácil. Después de una noche discreta en la ciudad, un alivio bienvenido de sus problemas urgentes, los dos desconocidos se retiran a una suite de hotel de lujo para compartir más música y emociones sinceras antes de caer en la cama. Cuando The Weeknd se relaja demasiado y le dice a Anima “no me dejes”, las palabras vuelven para morderlo cuando intenta retomar su vida de estrella de rock a la mañana siguiente. Un golpe inesperado en la cabeza envía a The Weeknd a un viaje febril al fondo de su psique, y la tortura no termina cuando recobra el conocimiento.
En medio de los sobresaltos y espasmos, Tomorrow sigue siendo agradable a la vista. Fue filmado en película de 35 mm, lo que hace que las tomas amplias de las Rocosas Canadienses y las vistas de SoCal resalten realmente. The Weeknd domina la pantalla, pero de todos modos te costaría apartar la mirada de él; emana una energía al nivel de Michael Jackson, hasta la chaqueta imitación de Thriller. Cuando él y Ortega están en pantalla, su química brilla. Es una lástima que su conexión se arruine en una película que se desarrolla como un video musical largo, la esencia de los otros cortometrajes de The Weeknd.
Tomorrow no puede pasar por alto su falta de claridad, tanto visualmente como en la narración. Los momentos culminantes deberían impactar más, pero la insistencia de la película en detenerse en el espacio entre las mentes sobrias y enfermas de los personajes crea preparaciones confusas. Lamentablemente, la película desperdicia tiempo en la adicción pródiga a las drogas y al alcohol de Abel que hubiera sido mejor entregado a Barry Keoghan, quien interpreta al mejor amigo y manager de Abel por una cantidad sorprendentemente baja de tiempo en pantalla. Shults es hábil para transmitir el estado de ánimo a través de su trabajo, pero su dependencia de transiciones caleidoscópicas se desborda aquí también. Y sin embargo, podrías perdonar ese reflejo de autor si la película no hubiera despejado una pista de aterrizaje para que Anima actuara como crítica de sillón y ofreciera su análisis punzante de las exitosas canciones de The Weeknd. Basta con decir que esas escenas son más tortuosas que la tortura real que tiene lugar en primer plano.
El álbum-película es un dos en uno que ha sido intentado antes. Pero Tomorrow se aparta de la tradición que establecieron Purple Rain y The Wall. En última instancia, es poco más que un roquero emo imaginando cómo sería si acudiera a su acosadora desequilibrada para terapia, y pensando que eso lo hace más evolucionado que los rebeldes sónicos despreocupados de antaño. Una película bien construida realmente podría haber subrayado la ironía en eso. Pero Tomorrow es demasiado turbio, errante y autoindulgente como una broma interna para que el público la recuerde por más que por sus momentos irónicos. Con el tiempo, The Weeknd también podría arrepentirse de esto, una oportunidad perdida.