Liliana Luyan fue acusada de impedir que un grupo de civiles se refugiara durante los 12 días de guerra entre Israel e Irán en junio.
El domingo se presentó una denuncia contra Liliana Luyan, una residente de Bat Yam de 70 años, por evitar que civiles entraran a un refugio durante un ataque de misiles de Irán hacia Israel.
Este es el primer caso de este tipo que resulta en cargos criminales desde la guerra entre Israel e Irán en junio.
El incidente ocurrió el sábado 22 de junio a las 7:30 a.m., cuando misiles iraníes activaron las sirenas en Bat Yam durante la Guerra de los 12 Días. Según la denuncia, cuando varios civiles intentaron entrar a un refugio público en un edificio de la calle Arlozorov, Luyan, una residente del lugar, se paró en la entrada, bloqueó la puerta con su cuerpo y les negó el acceso.
Ella alegó que "no había espacio". A pesar de las súplicas y el miedo de los civiles, Luyan cerró la puerta y también les impidió entrar a otro refugio cercano. La negativa fue grabada y publicada primero por Walla, donde se la ve bloqueando la entrada mientras sonaba la sirena y la gente intentaba entrar.
El caso de Bat Yam no es aislado
Informes de Tel Aviv, Petah Tikva y otras ciudades del centro indican que civiles que buscaban refugio durante las sirenas también encontraron puertas cerradas y negativas en refugios públicos.
La denuncia afirma: "Con sus acciones, la acusada tenía control de un refugio pero no permitió que quienes estaban cerca entraran y se quedaran durante el ataque". Luyan violó una cláusula de la Ley de Defensa Civil, que exige que "cualquiera que controle un refugio, durante una situación especial en el frente interno, debe permitir el acceso a quienes estén cerca".
Uno de los afectados fue Shuval Fuchs, de 27 años. "No teníamos opción. No hay refugio en mi edificio, así que corrimos al público del edificio de al lado", dijo Fuchs a Walla. "Llegamos y la mujer nos negó la entrada. Se paró en la puerta, la cerró y la trabó. Seis de nosotros quedamos afuera con la sirena sonando".
Intentaron convencerla sin éxito. "Le dijimos que vivíamos al lado, que no teníamos a dónde ir, y ella solo dijo que no. En un momento, escuchamos una explosión y el edificio tembló, así que abrí la puerta y entramos", relató.
Fuchs, un exreservista, dijo que fue una de las situaciones más difíciles que vivió. "Podría haberla apartado a la fuerza, pero decidí no hacerlo. Podría tener la edad de mi madre. Incluso en emergencias, hay que preservar la dignidad humana".