Alex G no piensa parar pronto. Tiene el pie en el acelerador, la cabeza en las nubes, su banda de gira, su pareja a su lado, su hijo. Su décimo álbum sale con un sello importante, y todavía hay un tesoro de recuerdos de infancia por descubrir, para unir las piezas dispares y llenar los huecos. “He buscado por todo el mundo/ Por un lugar así/ Ahora puedo cerrar los ojos,” canta en un momento. Y qué pasa entonces, en la oscuridad? Quizás su voz florece, escribiendo cada palabra, rescatando a su yo más joven. Quizás se distorsiona, encendiendo su imaginación. Quizás se maree con la gran luz brillante; quizás extrañe la que está justo frente a él. Aún así, no se detendrá. Así tenemos Headlights: íntimo, hermoso y cálidamente escurridizo, un punto álgido en una carrera llena de ellos.
1. **June Guitar**
Algo sobre tocar fondo evoca ecos de amor juvenil e inocencia de la infancia, como esa guitarra punteada que te trae recuerdos de tu canción acústica favorita. Una línea de sintetizador ondeante brilla como una máquina del tiempo, pero el cantante sigue anclado en el presente: “Quiero que estés aquí balanceándote conmigo” podría ir dirigido a su pareja o a su propio yo niño, apareciendo entre destellos. “El amor no es para los jóvenes, de todos modos/ Algo que aprendes al caer,” canta. Pero el amor maduro tiene una forma extraña y milagrosa de reconectarnos con ese yo más joven, y se siente más como ascender.
2. **Real Thing**
La canción hace una de las referencias más directas del disco a firmar con un sello importante, pero muestra lo escurridizo de lo auténtico – un lugar común para todo lo que la sociedad nos enseña a perseguir: éxito, felicidad, fama. O quizás lo auténtico es simplemente hacer lo correcto por los que amas, lo cual puede o no incluir esas cosas. “Sí, derramaste lo auténtico por todo el suelo,” canta, lo que podría ser dinero literal o una verdad simbólica expuesta en una pelea. Mientras G distorsiona un poco su voz al inicio, en ‘Real Thing’ suena clara, como un intento sutil de autenticidad, aunque las notas de guitarra torcidas inquietan un poco.
3. **Afterlife**
El mandolín brillante; el falsete reluciente; el gancho pegajoso como sudor de verano: ‘Afterlife’ destaca como uno de los mejores sencillos de Alex G, en parte porque es uno de los pocos donde canta con emoción sobre la gran luz brillante hacia la que avanza. Puedes llamarlo sed de creatividad, pero dar significado aún no justifica tener sentido. “Déjame escribir/ Cada palabra/ Una vez fui un sinsonte,” canta de forma absurda, sin restarle peso al siguiente verso: “No soy un ángel/ Pero soy tu hombre.” Un hombre que no ha olvidado cómo era ser niño, precisamente porque ahora tiene uno.
4. **Beam Me Up**
“Siento que el poder de la canción está en su ambigüedad,” dijo Alex G a Pitchfork, lo que parece restarle sinceridad a sus primeras líneas: “Algunas cosas las hago por amor/ Otras por dinero/ No es que no lo quiera/ No es que esté por encima.” Pero en el contexto de la canción, es cierto que las letras que siguen – subconscientes, surrealistas, un poco de ciencia ficción – oscurecen su verdadero significado. Sin embargo, si hilas las líneas, de pronto la ambición parece mejor palabra que ambigüedad: un balón de fútbol en el cielo se convierte en un cohete, y bueno, ¿quién te viene a la mente entonces?
5. **Spinning**
Hay algo espectral en la guitarra de Alex G, pero el arreglo de cuerdas de su pareja, Molly Germer, lo cambia todo. Más que pulir o incluso abrir la canción, reflejan su voz y letras mientras se adentran, recordando una escena “como un mal sueño” que “fue gracioso todo el tiempo.” Suena a derrumbe, pero hasta eso suena mejor en una canción.
6. **Louisiana**
Aquí está Alex G con la voz distorsionada, cantando sobre una mujer llamada Louise como si no tuviera nada que ver con la canción, tocando un riff que parece su versión del “heaven metal” de Midwife. Está bañado en reverb, melodías enterradas en el barro, pero se distingue de música similarmente hipnótica con esos tambores fuertes que no dejan que tu mente vague mucho. Y cuando resuenan en el coro junto a guitarras saturadas, Louisiana puede ser cualquier lugar que desees.
7. **Bounce Boy**
Hubo destellos de hyperpop en God Save the Animals, y Headlights vuelve a ese territorio en el momento menos esperado, con una caja de ritmos y voces procesadas. Pero las letras siguen la misma línea, como una plegaria de otro mundo.
8. **Oranges**
La parte más etérea del álbum termina con este tema, que retrata el miedo infantil (‘Oranges’ como su objeto) con ternura y claridad, como si cantar tan dulcemente sobre “entrar lleno de pecado” fuera una forma de limpiarlo. No puedes evitar quererlo en este modo, sobre todo envuelto en un brillo bendito.
9. **Far and Wide**
Parece que Alex G probó mil formas de cantar esta canción – para reforzar o bloquear su vulnerabilidad – y la voz nasal que elige podría recordarte a Kermit o Daniel Johnston, que es justo el punto. Debería ser gracioso, incluso un poco vergonzoso, pero en su contexto, toca el corazón roto y joven del álbum, en un momento extrañamente pacífico donde las piezas no hacen que el todo parezca tan roto. Hacia el final, la voz se suaviza: “Todo el mundo quedó/ En colores desvaídos/ No lo dimos todo/ Para estar juntos?” Una pregunta retórica en un mundo de absurdos, rematada por otro arreglo hipnótico de Germer.
10. **Headlights**
No te dejes engañar por el tono melancólico – la canción que da título al álbum guarda un susto real, un encuentro con la muerte que deriva en locura: “Deja que el dinero abra mi camino,” canta, burlándose de los escépticos. Incluso si no lo analizas, es una canción perfecta para conducir de noche.
11. **Is It Still You In There?**
Sobre un piano jazzy sacado de un especial de Charlie Brown, lo que parece un coro de niños – pero en realidad es Germer, la violinista Hannah Nicholas y la violonchelista Carolina Diazgranados – hace una serie de preguntas. A los críticos nos gusta decir que las letras de Giannascoli son indescifrables, pero ¿qué más claro que es su yo niño al otro lado? No para quedarse en el pasado, sino para animarlo a ser mejor, a ser real y a perderse en el intermedio. “¿No dejarás que las rosas florezcan por mí hoy?”
12. **Logan Hotel (Live)**
La banda aquí es Samuel Acchione en guitarra, John Heywood en bajo y Tom Kelly en batería, y la etiqueta “en vivo” resalta su presencia, no que sea una grabación real. Después de todo, ¿quién mejor para cantar “Llevo mucho tiempo en la carretera/ Estoy a punto de volverme loco”? La palabra clave es “a punto”: el cantante está entre perder la cabeza o no, quedarse o no, ser Alex G o no. “Creo que no importa lo que elijas ahora/ Vas a perder algo ahora.” Pero quizás perder no sea tan malo. Quizás ganes mucho más que un montón de dinero.
