La película The Pickup es, sin duda, la peor película de Eddie Murphy que se recuerda en mucho tiempo. Sí, peor que A Thousand Words, ese intento fallido de copiar Liar Liar que hizo que Murphy se tomara un descanso de las comedias. Y peor que Norbit, esa imitación de The Nutty Professor que probablemente le costó el Óscar por Dreamgirls. Al menos en esas comedias malas, Murphy daba lo mejor de sí. Ya fuera con prótesis exageradas o con su carisma, lograba salvar el material mediocre o incluso mejorarlo. Pero en este bodrio directo a Amazon Prime, Murphy parece aburrido, viejo y hasta secuestrado en su propia película de atracos.
Hace falta esfuerzo para que Murphy no sea gracioso, pero esta película lo logra con facilidad. Aunque lo rodean de un buen reparto—Eva Longoria, Pete Davidson (el de SNL) y Keke Palmer (quizá la mujer más graciosa de su generación), el guión—escrito por dos tipos conocidos por una serie web sobre langostas antropomórficas—arruina todo. Son 90 minutos eternos, si es que logras aguantar hasta el final.
En esta etapa de su carrera, Murphy brilla cuando apela a la nostalgia—ya sea reviviendo éxitos (Coming 2 America, Beverly Hills Cop: Axel F) o dejándose llevar (Dolemite Is My Name, Candy Cane Lane). Pero The Pickup ni siquiera hace eso. Aquí, Murphy interpreta a Russel, un guardia de seguridad contando los días para su jubilación, en una trama que parece copiada de Lethal Weapon.
Luego está Davidson como Travis, el compañero torpe que casi dispara en un banco por confundir un coqueteo con un robo. Aunque sus instintos no estaban del todo equivocados—Zoe (Palmer) termina robándole información confidencial—, al final deja a Russel y a él vulnerables a un secuestro. Así comienza el plan, una copia mal hecha de Ocean’s 11. En un momento, Zoe justifica el robo como un golpe más en este sistema capitalista, pero lo peor es el intento forzado de química romántica entre ella y Travis, rematado con una referencia al supuesto "BDE" de Davidson.
Ver a Murphy, a sus 64 años, lanzando patadas y paquetes de tinta contra ladrones solo muestra lo poco que quiere hacer sus propias escenas de acción. Durante la promoción de Axel F, bromeó sobre rechazar correr por unas escaleras: "No me llames a menos que me ofrezcas el mismo trato que a Morgan Freeman", dijo.
Las secuencias de acción son inverosímiles: Longoria aparece de la nada, como Taraji P. Henson en Acrimony. Russel lanza a un secuaz de Zoe desde su camión en movimiento, y el tipo sobrevive milagrosamente. Lo peor: las balas vuelan por todos lados, pero la única que da en el blanco mata al dueño del desguace (Marshawn Lynch), un exjugador de fútbol con fama de repeler agresiónes no deseadas.
Hasta llamaron al personaje de Lynch "Chop Shop" sin ironía. Ni él ni Andrew Dice Clay (el manager del depósito) tienen buenos chistes. Es un desperdicio de talento cómico, casi un crimen. Y ni hablar de los trajes mediocres diseñados por Ruth Carter. Uno se pregunta si el director, Tim Story (de Barbershop y Ride Along), perdió el control o solo quería explotar cuantos autos pudiera.
Al principio, Russel habla de abrir un B&B al jubilarse, y Travis le dice: "Tu generación no sabe reinventarse". Parece que le habla directamente a Murphy, que a su edad ya debería saber elegir mejores guiones. Esta película no arruinará su legado—sobre todo con su papel como Inspector Clouseau en camino—, pero quienes vean este fiasco no olvidarán cómo se sintieron igual de secuestrados que él.
