Reseña de la última temporada de El juego del calamar: un final tan inesperado que desafía toda lógica

Temporada 3 de Squid Game: una conclusión con altibajos

Los dos temas principales de la tercera y última temporada de Squid Game son spoilers enormes. Eso significa que no puedo hablar del último minuto, que tiene un momento tan WTF y sorprendente que hasta aposté dinero a que mi editora no adivinaría qué pasa. Afortunadamente, no pudo, pero apostar así es justo el tipo de comportamiento que me metería en Squid Game, así que parece que nadie aquí aprendió nada.

Tampoco debería mencionar otro giro importante, aunque es tan central que hay que nombrarlo de alguna forma. En resumen, un nuevo jugador es forzado a entrar en los juegos sin poder dar su consentimiento y se vuelve clave en episodios posteriores. Es raro criticar Squid Game por no ser creíble, ya que es un éxito sobre un torneo mortal de juegos infantiles, pero este nuevo jugador es demasiado, incluso para un show de "escondidas… pero con cuchillos?"

Squid Game es un fenómeno, y aunque la calidad bajó después de la primera temporada, la audiencia sigue enganchada. La segunda temporada terminó en una masacre (o una masacre más grande de lo normal), pero se sintió como un lento camino al final. La tercera temporada, que cierra la historia, sugiere que dividirla no fue necesario.

La temporada 3 empieza justo donde quedó. La revolución fue neutralizada y 60 jugadores siguen compitiendo por el premio. Gi-hun (Lee Jung-jae) queda casi mudo por el horror, así que el protagonista no habla mucho al inicio. La brutalidad aumentó, la violencia es constante y la sátira desapareció. Los concursantes ahora son gente sanguinaria sin conciencia. Es un espectáculo, pero perdió su filo.

LEAR  Zara Larsson lanza su nuevo sencillo ‘MIDNIGHT SUN’ – OutLoud! Culture

Sobre las votaciones: antes de cada juego, los jugadores deciden si siguen o se van. Los VIPs, espectadores ricos con máscaras de animales, dan comentarios sobre lo que pasa. Uno dice que verlos votar es más interesante que los juegos.

Pero, lector, no lo es. Algunos quieren irse, otros seguir. Este debate ya pasó antes y ocupa demasiado tiempo. Hasta dan ganas de que vuelvan a los juegos violentos, como convertir conkers (que no juegan) en algo mortal. Quedan tres juegos, pero ninguno está tan bien pensado como en la primera temporada.

Hay mucho tiempo dedicado a Kang No-eul (Park Gyuyoung), un desertor norcoreano, y a Jun-ho (Wi Ha-joon) buscando a su hermano In-ho (Lee Byung-hun). Como el Front Man, In-ho es clave aquí y aporta momentos sutiles. Pero los VIPs no tienen excusa; parecen estar en otro programa.

Si aceptas el giro del nuevo concursante (y es un gran si), los últimos episodios tienen un aire grandioso y operístico. Al final, Squid Game cumple, pero también parece más un thriller de acción tradicional. ¿Qué pasará después? Quién sabe.

Squid Game ya está en Netflix.