Reseña de Jesucristo Superstar – Cynthia Erivo lidera un vibrante revival en Los Ángeles | Musicales

Texto en español (nivel B2 con algunos errores/typos):

Al igual que su nombre, Jesus Christ Superstar tiene una historia fascinante. Ha habido al menos cuatro producciones en Broadway y muchas adaptaciones, giras y versiones del musical bíblico de rock de Tim Rice y Andrew Lloyd Webber del 1971. Hace solo un mes, el Reino Unido vio un revival aclamado. En la versión de Los Ángeles, no sin polémica, Cynthia Erivo interpreta al Santo Mesías. Jesús, vestido con túnica blanca y botas blancas, enfrenta la traición de Judas (un magnético Adam Lambert).

En la primera parte, mientras los apóstoles preguntan a Jesús por sus planes y los leprosos le piden sanación, Erivo muestra un Jesús contenido y no logra apropiarse del rol completamente: sereno incluso en la duda, firme bajo presión. Pero en el segundo acto, tras descubrir la traición y suplicarle a Dios, Erivo deja que la desesperación domine en Getsemaní, mostrando un Jesús humano pero poderoso, vulnerable y luego decidido. No hay duda de su talento cuando cae de rodillas, aceptando la voluntad divina—lagrimas en sus ojos, la música sencilla y su voz cristalina llenando la noche. Al principio, la emoción no parece del todo merecida, pero su habilidad convierte el momento en algo conmovedor, arrancando una ovación de pie.

Judas, un papel más intenso que va de rebelión a remordimiento, es un placer punk. Lambert es ideal, mostrando una desesperación cercana: mezcla a alguien con arrepentimientos en un bar y otro nacido en las puertas del infierno. En Damned for All Time / Blood Money, duda entre traicionar a Jesús o no, siendo una bandera oscilante entre el mal. Tras la traición, en Judas’ Death, Lambert muestra un dolor universal, esa esperanza de no ser tan malo como tus actos.

Phillipa Soo (María Magdalena) tiene una voz suave que complementa a Erivo, y Poncio Pilato (Raúl Esparza) impone autoridad. Pero, quizá por estos pesos pesados, otros momentos pasan desapercibidos: la coreografía (sobre todo de los apóstoles) es simple, y el número de Herodes (interpretado por John Stamos, que reemplazó a Josh Gad por COVID) en Herod’s Song pudo ser más divertido, pero Stamos exagera el arrogante.

El escenario decepciona un poco, con una pantalla gigante atrás mostrando gráficos que intentan ser camp pero quedan flojos—desde montañas estilo REI hasta arte vaporwave de fiesta en Miami.

Pero la magia del Hollywood Bowl es innegable: cuando los seguidores de Jesús suplican o la orquesta se suaviza, se siente una devastación, el cielo nocturno sobre el anfiteatro como escenario divino. A pesar de algunos altibajos, esta versión captura la tragédia de la devoción y las contradicciones de la traición. "No sé cómo amarlo", cantan María y Judas en escenas separadas—y aun así, sabes que lo hacen.

(Errores/typos: "musical" -> "musical", "vaporwave" sin cursiva, "tragédia" con acento)

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