Crítica de "Bride Hard" (traducción nivel B2 con algunos errores)
En Ghosted, el fracaso de Apple del 2023, las cosas pasaron de malas a "nunca he visto algo tan malo" cuando sonó Uptown Funk en medio de una escena de acción mal coreografiada. La combinación fue tan terrible que parecía una parodia, pero la película ni siquiera tenía sentido del humor. La cinta con Chris Evans y Ana de Armas se convirtió en lo peor de la comedia de acción, un género que las plataformas han arruinado, juntando estrellas y chistes malos cada semana.
Pero aunque fue mala, Ghosted era fascinantemente mala, llena de decisiones equivocadas que casi sirvieron de lección para la industria. Esta semana, en Bride Hard, cuando la pelea mal filmada de Rebel Wilson en la cocina tiene de fondo It’s Raining Men, estarás tan aburrido que ni te molestaras en poner los ojos en blanco.
Bride Hard no merece ni siquiera ser criticada. Es tan aburrida que dan ganas de apagar la tele y no volver a verla. Ni en una temporada con pocas opciones justifica perder el tiempo.
Sus creadores quieren que pienses en Die Hard mezclado con Bridesmaids, y sí, copia descaradamente la fórmula de esta última. La historia sigue a una dama de honor (Rebel Wilson, que fue más graciosa en Bridesmaids que en toda esta película) que esconde que es espía. Cuando abandona la despedida de soltera en París, su mejor amiga (Anna Camp) la reemplaza con otra chica. Luego, unos criminales secuestran a los invitados y la protagonista debe salvarlos.
Incluso para una película barata hecha hace dos años, Bride Hard es un desastre: aburrida, sin gracia y mal hecha. Simon West, director de Con Air, demuestra cero habilidad aquí. Las escenas de acción no emocionan, el guion no hace reir. Lo único "gracioso" es ver marcas como Fiji Water o Lay’s en plan descarado.
Rebel Wilson no tiene el talento de Melissa McCarthy para llevar una comedia de acción. Su química con Anna Camp es nula. Incluso Da’Vine Joy Randolph, ganadora del Oscar, está malgastada en un papel ridículo.
El guion de Shaina Steinberg mezcla humor vulgar con acción infantil, sin saber para quién es. La respuesta es simple: para nadie.