El documental de Petra Costa cuenta una historia oscura sobre el Brasil moderno y nos deja decidir si hay un final feliz. Habla de la obsesión de los líderes del país por el fundamentalismo cristiano de derecha y los desayunos de oración al estilo estadounidense. Este estilo político estridente está ligado a que los evangélicos representan un 30% de la población. Gracias a su gran bloque de votos en el Congreso, la derecha religiosa ha creado algo parecido a una teocracia de minoría.
Este movimiento llegó después de la Segunda Guerra Mundial, impulsado por el ministerio de Billy Graham y apoyado en secreto por EE.UU. Los evangélicos y sus simpatizantes adoran el Libro de las Revelaciones, usando su retórica apocalíptica para justificar teorías conspiranoicas y discursos xenófobos.
El tono lo marcan televangelistas como el pastor Silas Malafaia, entrevistado aquí. Es un hombre obsesionado con su fama y riqueza, aunque le molesta que le pregunten por su avión privado, que dice que ya no vale un millón, sino unos 800.000 dólares. (Quizás esto signifique que el ojo de la aguja por el que pasa el camello ha crecido un 20%). Para Malafaia, gritar sobre gays y comunistas es su forma normal de comunicarse.
El bloque cristiano ayudó a llevar al poder a Jair Bolsonaro en 2019, un líder reaccionario y mediocre. Su mala gestión del Covid generó descontento, pero la película también muestra cómo Lula, el ex presidente del PT, supo ganarse el voto evangélico. Ganó en 2022, pero Bolsonaro, al estilo Trump, no aceptó la derrota e incitó un golpe. (La película muestra a un seguidor defecando en un escritorio gubernamental).
Bolsonaro quedó desacreditado, pero en el extremismo, los juicios y prisiones suelen ser vistos como "persecución política". ¿Y ahora? ¿Es Lula solo un Biden brasileño, viejo y sin carisma? ¿O surgirá un nuevo líder de ultraderecha, quizás el propio Malafaia? La democracia nunca pareció tan frágil.
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