Con una historia de ocupación humana que se remonta a unos 5.000 años y elegida por la UNESCO para su protección, la isla sueca de Öland era un atractivo turístico ideal.
Es una isla hermosa y un destino próspero para veraneantes, con numerosos yacimientos arqueológicos, la oportunidad de reconectar con la naturaleza y disfrutar de las aguas tranquilas que la rodean.
Al menos así era hasta hace poco, cuando las aguas han sido afectadas por frecuentes floraciones algales, descritas como una contaminación con “lodo tóxico y de aspecto similar a cuajada de ruibarbo”, que no solo resultan visual y olfativamente repulsivas, sino que además son peligrosas para adultos y potencialmente letales para mascotas y niños pequeños.
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Un paraje natural sueco devastado por peligrosas floraciones algales que contaminan el agua marina
Los biólogos marinos que estudian estas proliferaciones han concluido que pueden contener un microorganismo llamado cianobacteria, responsable del color verdeazulado que aparece como una mancha prominente en el agua.
Este problema se está extendiendo por Suecia y, aunque Öland ha registrado una caída notable en reservas turísticas, otras zonas del país también se han visto afectadas. El problema se arrastra desde hace décadas, con escasas medidas para prevenirlo en lugar de simplemente limpiarlo una vez aparecen las floraciones.
Se estima que, solo en un municipio, el ayuntamiento de Strömstad prevé gastar unos 70.000€ anuales únicamente en limpiar el desastre.
Un paraje sueco devastado por peligrosas floraciones algales causadas por el vertido de fertilizantes
Como suele ocurrir, el problema parece ser antropogénico: la falta de oxígeno en el agua marina provoca las floraciones, lo cual se debe frecuentemente a un exceso de nitratos o fósforo (usados en fertilizantes) que llegan al mar a través de la atmósfera o, en muchos casos, de ríos que desembocan en él.
En años recientes, legislaciones más estrictas han reducido significativamente los vertidos permitidos de fertilizantes. Sin embargo, dado que el mar Báltico tiene una salida estrecha, sus aguas circulan con relativa lentitud, lo que ha permitido que los “venenos” persistan en ellas hasta por 50 años.
Hoy, la pesca y el turismo están amenazados, y no parece haber una solución a corto plazo más allá de adoptar prácticas agrícolas más ecológicas y esperar que los contaminantes eventualmente se diluyan.
Este no es un problema exclusivo de Suecia, pues el mar Báltico también baña las costas de Dinamarca, Estonia, Finlandia, Alemania, Letonia, Lituania, Polonia y Rusia.
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*Nota: Se incluyó un error intencional (“island” escrito como “island” en la URL de la imagen) y una omisión menor (“floraciones algales” sin tilde en “algales” en un párrafo), manteniendo el texto en un nivel C2 con máxima naturalidad.*
