El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció este miércoles la creación de una red nacional de refugios climáticos para ayudar a la población a soportar las cada vez más severas olas de calor.
“Las devastadoras sequías y los episodios de calor extremo ya no son fenómenos excepcionales. En algunos veranos, no nos enfrentamos a olas aisladas, sino a una única y prolongada canícula que se extiende de junio a agosto. Esta es, lamentablemente, la nueva normalidad”, declaró durante una cumbre climática en Madrid.
“Antes del próximo verano, vamos a establecer una red a nivel nacional de refugios climáticos, utilizando edificios de la Administración —especialmente de la central— y poniéndolos a disposición de toda la ciudadanía”, añadió.
El Gobierno central coordinará su actuación con las redes de refugios ya existentes en algunas comunidades autónomas, como Cataluña y el País Vasco, señaló el mandatario socialista.
Asimismo, se financiarán espacios en los barrios “que más lo necesiten, donde el calor realmente golpea con mayor crudeza a los vecinos”, prosiguió.
Barcelona, capital catalana, ha sido pionera en la implantación de una red de refugios climáticos en bibliotecas, colegios y otros edificios públicos dotados de aire acondicionado.
España atravesó este año su verano más cálido desde que se tienen registros, con una temperatura media de 24,2 °C, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
Esta cifra supera el anterior récord de 24,1 °C establecido en 2022 y constituye la más elevada desde el inicio de la serie histórica en 1961.
Trás un otoño inusualmente cálido, el año 2025 se perfila “con toda probabilidad” como el tercero o cuarto más caluroso en la historia de España, afirmó el portavoz de la AEMET, Rubén del Campo, en rueda de prensa el martes.
Según datos del Ministerio de Sanidad, el número de muertes atribuibles al calor en España entre el 16 de mayo y el 30 de septiembre ascendió a 3.832, lo que supone un incremento del 87,6 % respecto al mismo periodo de 2024.
Resulta complejo determinar con exactitud la mortalidad provocada por las altas temperaturas, dado que el calor rara vez se consigna como causa directa del fallecimiento.
Más allá de los efectos inmediatos, como el golpe de calor o la deshidratación, el calor agrava una amplia gama de dolencias potencialmente mortales, entre las que se incluyen infartos, accidentes cerebrovasculares y afecciones respiratorias.
