Reconocimiento palestino recibe beneplácito en Cisjordania pese a temores de anexión israelí

Lucy Williamson
Corresponsal de la BBC en Medio Oriente, en Yenín

BBC

Abdel Aziz Majarmeh está de luto por su hijo de 13 años.

Los estados están para proteger. Pero los padres también.

Abdel Aziz Majarmeh estaba junto a su hijo de 13 años, Islam, cuando este fue disparado y muerto por fuerzas israelíes este mes a la entrada del campo de refugiados de Yenín, en la ocupada Cisjordania.

“Mi hijo cayó al suelo y luego escuché el sonido de un disparo,” dijo. “Un jeep del ejército se acercó y cinco o seis soldados me apuntaron con sus armas, diciéndome que me fuera. Ni siquiera sabía que mi hijo estaba martirizado. Empecé a arrastrarlo lejos.”

Abdel Aziz dijo que había ido al campo –ocupado por el ejército israelí desde enero– para recoger documentos familiares de su casa allí.

“No tengo a quien quejarme,” me contó. “Ellos controlan todo. La Autoridad Palestina ni siquiera puede protegerse a sí misma: solo implementa las decisiones de los judíos.”

Como palestino, Abdel Aziz está resignado a su impotencia. Como padre, está atormentado.

“En mi mente, no paro de preguntarle a ese soldado: ¿por qué elegir a un niño de 13 años? Yo estoy justo a su lado. Disparenme a mí. ¿Por qué le disparan a los niños? Estoy aquí, dispárenme a mí.”

Reuters

Abdel Aziz enterró a su hijo Islam el 9 de septiembre.

El ejército israelí dijo que disparó para neutralizar una amenaza presentada por sospechosos que se les acercaron en una zona militar cerrada, y que está examinando el incidente.

Se negó a aclarar qué amenaza representaba el adolescente.

Ciudades como Yenín pasaron al control total de la Autoridad Palestina hace tres décadas, bajo los Acuerdos de Paz de Oslo entre Israel y Palestina.

Se suponía que eran las semillas de las que crecería un estado.

Pero Israel dice que lo que floreció allí fue el terrorismo. En enero, envió tanques a Yenín y a la ciudad vecina de Tulkarem para aplastar a grupos armados palestinos, diciendo que aplicaría lecciones aprendidas en Gaza.

Desde entonces, las fuerzas israelíes se han quedado, arrasando grandes áreas de los campos en ambas ciudades y demoliendo edificios en otras áreas.

El Reino Unido, Francia y otros países están ahora a punto de reconocer un estado palestino, mientras el control israelí se extiende por Cisjordania y la guerra en Gaza continúa.

El alcalde de Yenín, Mohammed Jarrar, me llevó a la entrada del campo cerca de donde dispararon a Islam. Los vehículos militares estacionados aquí en mis visitas anteriores no se ven por ningún lado, pero un gran terraplén de tierra ahora bloquea el camino de entrada, y los locales dicen que los francotiradores israelíes todavía escanean la zona desde los edificios de arriba.

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El Sr. Jarrar me dijo que alrededor del 40% de Yenín es ahora una zona militar para las fuerzas israelíes, con alrededor de un cuarto de los residentes –incluyendo todo el campo– desplazados de sus hogares.

“Estaba claro desde el principio que este era un plan político importante, no una operación de seguridad,” me dijo. “Este gobierno israelí quiere anexar Cisjordania y, como preparación para eso, quiere prevenir cualquier oposición [armada] a su plan.”

Israel también ha puesto a la Autoridad Palestina bajo un asedio económico a largo plazo, reteniendo los ingresos fiscales que la AP necesita para pagar a maestros y policías.

Israel la acusa de financiar el terrorismo al compensar a las familias de militantes palestinos que son muertos. La AP dice que ahora ha eliminado ese esquema de pagos.

El Sr. Jarrar dijo que ahora es muy difícil proveer incluso servicios básicos a la población local, y persuadir a los jóvenes de que no se vayan.

En este contexto, dijo, el reconocimiento de un estado palestino por parte de Gran Bretaña, Francia y otros es importante, incluso después de que más de 140 naciones ya lo hayan hecho.

“Confirma el hecho de que el pueblo palestino posee un estado, incluso si está bajo ocupación,” me dijo. “Sé que este reconocimiento llevará a una [mayor] ocupación de Cisjordania. Pero aun así creo que el reconocimiento es más importante, porque dará forma al futuro del pueblo palestino, y la comunidad internacional tendrá que defender sus derechos.”

El reconocimiento de un estado palestino por el Reino Unido y Francia es también un reconocimiento del abismo político entre Israel y sus aliados europeos sobre este tema.

“No habrá un estado palestino,” dijo el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, a colonos en Cisjordania la semana pasada. “Este lugar es nuestro. Cuidaremos de nuestra herencia, nuestra tierra y nuestra seguridad.”

Netanyahu ha construido su carrera en evitar un estado palestino, y su gobierno ha impulsado con fuerza la expansión de asentamientos en Cisjordania.

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Sus aliados de extrema derecha han estado presionando para una anexión formal, con el Ministro de Finanzas Bezalel Smotrich delineando recientemente un plan para anexar el 82% de Cisjordania, dejando los enclaves palestinos restantes aislados entre sí.

El presidente de EE.UU., Donald Trump, se ha opuesto al reconocimiento de un estado palestino, pero no ha criticado públicamente los movimientos israelíes hacia la anexión.

Israel se apoderó de Cisjordania de Jordania en la guerra árabe-israelí de 1967, y nunca se ha ido.

Establecer asentamientos civiles en territorio ocupado es ilegal según las Convenciones de Ginebra, pero Israel argumenta que tiene un derecho histórico judío a Cisjordania.

Alrededor de medio millón de colonos viven ahora allí, y la organización israelí Paz Ahora, que rastrea la expansión de los asentamientos, dice que más de 100 nuevos puestos avanzados han aparecido en Cisjordania en los últimos dos años.

Los puestos avanzados son ilegales tanto bajo el derecho internacional como el israelí, pero reciben aprobación tácita del gobierno de Netanyahu, así como apoyo estatal en forma de carreteras, seguridad y servicios públicos.

A principios de este verano, Ayman Soufan vio llegar nuevos vecinos a la colina junto a su casa, en las colinas al sur de Nablus.

Desde su ventana, él y sus nietos tienen una vista clara del simple refugio de madera y la choza de hierro ondulado puestos por colonos israelíes que Ayman dice son del asentamiento cercano de Yitzhar.

Este puesto avanzado apareció cerca de Nablus hace unos meses.

“Este puesto avanzado que instalaron aquí es para echarnos de nuestra casa. “Cada día viene un colono, golpea la casa gritando ‘¡vete, vete!’,” me contó. “Tiran su basura en nuestra puerta. Llamo a las autoridades y me dicen: ‘Enviaremos al ejército’. Pero el ejército nunca viene. Los colonos son el ejército, son la policía, son todo.”

La familia de Ayman construyó esta casa, cerca del pueblo de Burin, unos años después de que Israel ocupara Cisjordania en 1967. Ayman puede ver el nuevo asentamiento desde la ventana de su casa familiar.

A Israel se le dio temporalmente el control de áreas rurales como esta bajo los acuerdos de paz de Oslo, con la intención de que eventualmente se transfirieran a un futuro estado palestino, después de negociaciones sobre los asentamientos allí. Pero el control israelí ha permanecido, los asentamientos han crecido como hongos, y los grupos de derechos humanos dicen que las fuerzas israelíes son cada vez más complices de los ataques de los colonos.

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Ayman dijo que su padre murió de un ataque al corazón cuando los colonos incendiaron la casa en 2003, y que su hogar ha sido quemado varias veces desde entonces.

“¿Quién se supone que me proteja?,” preguntó Ayman. “¿La policía palestina? Ellos ni siquiera pueden evitar que esto pase en las ciudades, ¿cómo van a venir aquí? Aquí, mi seguridad está en las manos de la gente que me ocupa.”

El reconosimiento internacional de un estado palestino es algo bueno, dice, aunque poco cambiará en la realidad. “Lo que viene es peor,” dijo. “Pero si alguna vez dejo esta casa, será cuando me saquen muerto. Esta casa donde nací, donde crecí y viví mi niñez; cada rincón tiene un recuerdo para mí. ¿Cómo puedo dejarla?”

En las décadas desde los Acuerdos de Oslo, las narrativas israelíes se han endurecido, los grupos armados palestinos se han fortalecido, y el control del gobierno de la Autoridad Palestina se ha ido desgastando.

“Palestina nunca fue suya y nunca lo será,” dijo el afligido padre Abdel Aziz Majarmeh. “Tarde o temprano, hoy, mañana, en un año o dos, se irán de este país. Y Palestina será liberada.”

El Reino Unido y Francia se han aferrado a la idea de que dos estados separados – israelí y palestino – son la solución al conflicto aquí, incluso cuando el territorio palestino fue tomado y las instituciones palestinas fueron debilitadas.

Ahora la guerra en Gaza, y las dudas sobre quién gobernará Gaza después, han forzado ese estancamiento político a una confrontación abierta, mientras los aliados de extrema derecha de Netanyahu presionan fuertemente por la anexión.

Algunos israelíes dicen que Cisjordania es como el Lejano Oeste: un lugar donde la condición de estado y la soberanía se deciden no por leyes y declaraciones, sino por los hechos en el terreno.

Israel siempre ha argumentado que no puede haber un estado palestino sin su acuerdo. Ahora, al avanzar con el reconocimiento, el Reino Unido, Francia y otros están señalando que Israel no puede cancelar la condición de estado por sí solo.

Un hecho político por parte de los aliados de Israel para contrarrestar sus hechos en el terreno.