Los cláxones de los taxis se mezclaron con el frenético desenfundar de teléfonos móviles, mientras el aire se llenaba del alegre repique de esquilas y el inconfundible balido de un ejército lanar.
El Festival de la Trashumancia ha regresado a Madrid tras un paréntesis, y viene más mullido que nunca. El domingo 19 de octubre, más de 1.300 ovejas merinas y 200 cabras de ánimo vivarache desfilaron por el corazón de la bulliciosa capital española, para reivindicar sus derechos de pastoreo medievales en un espectáculo a partes iguales didáctico y cómico.
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“Esta fiesta se ha convertido en uno de los acontecimientos otoñales más esperados en Madrid, tanto por los madrileños como por los turistas que visitan la ciudad, todos ellos atraídos por la emoción de ver los rebaños en las calles, desde los ciudadanos más longevos hasta los niños y quienes lo llevan dentro”, afirma Manuel Bahillo de la Fundación Trashumancia y Naturaleza.
¿Por qué ha habido tantos incendios forestales en España? La respuesta está en los rebaños de ovejas y cabras.
Pero agárrense los aperitivos; esto no es una simple invasión campestre, pues estos animales desempeñan una labor crucial. Con los incendios que calcinan el suelo español y la expansión urbana devorando un 30 por ciento de las vías pecuarias desde el 2000, este séquito ovino hace también de ecoguerrero. Cada merina dispersa 5.000 semillas y deposita 3 kg de estiércol fertilizante al día, reduciendo el riesgo de incendios en un 20 por ciento en las zonas pastadas y aumentando la biodiversidad cual fábrica fertilizante con patas. Como señala el profesor Francisco Azcárate de la Universidad Autónoma de Madrid, “Las cañadas proveen refugio a plantas y animales, preservando la biodiversidad mediante la dispersión de semillas”. El hecho de que crezcan árboles de especies diferentes uno junto a otro, gracias a la dispersión por los rebaños trashumantes, reduce drásticamente el riesgo de propagación de incendios, ya que las distintas maderas arden a velocidades diferentes.
Las lanudas visitas de la Puerta del Sol.
Crédito: Ayuntamiento de Madrid
Este año supone un feliz retorno a las calles de la capital después de que el evento del año pasado fuera suspendido debido a la lengua azul. El número de rebaños trashumantes se ha desplomado desde 1,3 millones en el siglo XX a unos meros 270.000 hoy, debido a los camiones ganaderos y la expansión suburbana. Aún así, más de 10.000 espectadores acudieron este año, vitoreando mientras los niños acariciaban a los animales del desfile.
El político Carlos Segura del PP declaró: “El valor de la trashumancia y la ganadería extensiva radica en su alianza con el equilibrio ecológico y la conservación de los paisajes naturales.” Mientras, al otro lado del espectro político, Carlos Gil de Podemos afirmó: “La trashumancia es una práctica tradicional que forma parte de nuestro legado cultural. Es este modelo, y no las macrogranjas, el que los gobiernos deberían apoyar.”