¿Quiénes viajan menos por Europa?

Nuevos datos de Eurostat revelan qué europeos viajan menos y quiénes gastan más en el extranjero.
Crédito: Song_about_summer, Shutterstock

En lo que a vacaciones se refiere, no todos los europeos hacen la maleta con el mismo entusiasmo. Mientras que algunos aprovechan la primera oportunidad para volar a otro rincón del continente, otros prefieren la comodidad del hogar –o, al menos, permanecer dentro de las fronteras de su propio país.

Los datos recién publicados por Eurostat ofrecen una imagen reveladora de cómo viajan los europeos, en qué gastan su dinero e incluso qué consumen en el extranjero.

Los más caseros de Europa: ¿Quiénes se quedan más cerca de casa?

En toda la Unión Europea, una clara mayoría de personas sigue prefiriendo las vacaciones nacionales frente a las internacionales. Según Eurostat, un llamativo 71% de todos los viajes personales realizados por ciudadanos de la UE transcurren dentro de su propio país. Solo un 21% corresponde a viajes dentro de la UE, y únicamente un 8% se aventura más allá de las fronteras europeas.

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Los españoles encabezan la lista como los más fieles a su terruño. Solo un 8% de sus viajes al extranjero los lleva más allá de las fronteras de España –el porcentaje más bajo de la UE.

Detrás de ellos se situan los franceses y rumanos, con solo un 9% de sus viajes teniendo lugar fuera de sus países de origen pero aún dentro de la UE.

En el extremo opuesto se encuentran naciones más pequeñas donde cruzar una frontera es casi inevitable. Los viajeros de Luxemburgo lideran el grupo, realizando un 78% de sus viajes en el extranjero, seguidos por los belgas (62%) y los malteses (48%).

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Esta división refleja en gran medida la geografía –y el estilo de vida. Los residentes de países pequeños naturalmente tienden más a salir al extranjero en una escapada de fin de semana, mientras que aquellos de naciones más grandes como España y Francia tienen un sinfín de destinos nacionales por explorar.

Grandes derrochadores vs. viajeros económicos: ¿Quién gasta más fuera?

El dinero habla –especialmente cuando se trata de vacaciones. Y resulta que no todos los europeos gastan por igual una vez emprenden el viaje.

Los luxemburgueses son los que más gastan de Europa, desembolsando una media impresionante de 1.758 € en viajes al extranjero de al menos cuatro noches. Los suecos no se quedan atrás, gastando 1.744 €, seguidos por los austriacos (1.573 €), finlandeses (1.501 €) y franceses (1.403 €).

Mientras tanto, en el extremo más frugal de la tabla, lituanos, húngaros y eslovenos gastan menos de 700 € en viajes similares.

Los expertos señalan varios factores detrás de esta brecha: niveles de ingresos, costes de los viajes y hábitos locales de viaje. Los norteuropeos suelen realizar vacaciones más largas y costosas –a menudo fuera del continente–, mientras que los europeos del este y del sur prefieren escapadas más breves y económicas, más cerca de casa.

Comida, bebida y *shock* cultural: ¿Quién come local y quién no se arriesga?

Si viajar amplía la mente, también debería hacerlo con el paladar –pero no para todos.

En lo que a comer fuera se refiere, los chipriotas son los que más gastan, con una media de 320 € destinados a comer y beber durante un viaje de cuatro días. Les siguen los estonios (305 €), finlandeses (274 €) y griegos (263 €).

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Los turistas de los Balcanes destacan por dedicar una parte significativa de su presupuesto total de viaje a comida y bebida. Los búlgaros encabezan esa clasificación, gastando el 34% de su presupuesto de viaje en comidas, seguidos por rumanos (29,5%), croatas (29%), griegos (27,5%) y chipriotas (25%).

Pero algunos países parecen preocuparse menos por las aventuras culinarias. Los franceses, por ejemplo –famosa su cocina en casa– dedican solo un 9% de su presupuesto de viaje a la comida, la cifra más baja de Europa. Los suecos, aunque se encuentran entre los que más gastan en general, también aprietan el cinturón en la mesa del restaurante, destinando solo un 13% a comer y beber.

Parece ser que cuando los franceses salen de casa, prefieren guardar el apetito –o sus euros– para cuando regresan.

Hoteles, comodidad y prioridades: ¿Quién paga más por un buen descanso?

En cuanto al alojamiento, los hábitos varían igualmente. Algunos viajeros pagan encantados un extra por comodidad, mientras que otros prefieren recortar aquí para gastar más en experiencias.

Belgas, alemanes y austriacos lideran la lista de los que más gastan en hoteles y alojamiento, destinando un 40% o más de su presupuesto total de viaje a este concepto –la proporción más alta de la UE.

Curiosamente, los letones también parecen priorizar la comodidad, situándose cuartos en gasto hotelero a pesar de ser solo vigesimosegundos en gasto total de viaje.

Por el contrario, países centroeuropeos como la República Checa, Polonia y Hungría gastan proporcionalmente menos en alojarse, prefiriendo opciones económicas como albergues, alquileres vacacionales o visitar a amigos y familiares.

En el último puesto de la lista están los daneses, que destinan solo un 32,6% de su presupuesto total al alojamiento –lo que sugiere que para muchos, la ubicación o la experiencia priman sobre el lujo.

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La brecha viajera en Europa: un continente de contrastes

Estos hallazgos revelan algo más que patrones de gasto. Ponen de relieve una división más profunda entre los exploradores con alto presupuesto y los tradicionalistas que prefieren quedarse cerca de casa.

Para algunos, como españoles y rumanos, la comodidad de lo conocido y el idioma propio todavía pesa más que la llamada de la aventura foránea. Para otros –especialmente en el norte y oeste de Europa– viajar se ha convertido en una parte esencial de su estilo de vida e identidad.

Sin embargo, ya sea que los viajeros gasten 500 € o 1.500 €, o que degusten delicias locales o lleven sándwiches desde casa, una cosa queda clara: la cultura viajera europea es tan diversa como sus idiomas y paisajes.

Y con la inflación apretando los presupuestos y el coste de la vida al alza, los próximos años mostrarán si los europeos siguen explorando –o se quedan más cerca de casa que nunca.

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