¿Qué alimentos desencadenan los mayores antojos, provocando comer en exceso?

Solo cinco días de comer en exceso alimentos ultraprocesados fue suficiente para alterar cómo funciona la insulina en el cerebro humano, incluso sin ningún aumento de peso. Eso es lo que encontraron los investigadores del Centro Alemán de Investigación de la Diabetes en un estudio publicado en Nature Metabolism. La insulina no solo regula el azúcar en la sangre, también ayuda al cerebro a gestionar el hambre, la saciedad y el control de los impulsos.

Cuando esa señalización se rompe, no te sientes lleno incluso después de comer. Empiezas a anhelar comida sin necesitarla. Es fácil asumir que comer en exceso solo se convierte en un problema una vez que aumentas de peso. Pero estos datos desafían esa suposición. El daño comienza mucho antes de que veas cualquier cambio en tu cuerpo. Veamos cómo menos de una semana consumiendo alimentos ultraprocesados desencadenó cambios cerebrales que perduraron más allá de la dieta poco saludable en sí misma.

Respuesta de la insulina en el cerebro se descompuso después de solo cinco días de comida chatarra

Para el estudio, los investigadores pidieron a hombres que consumieran 1,500 calorías adicionales al día durante cinco días, casi exclusivamente de bocadillos ultraprocesados altos en calorías como papas fritas y caramelos. El objetivo era medir cómo esta sobrecarga dietética repentina afectaba la respuesta del cerebro a la insulina, una hormona que ayuda a regular el hambre, la saciedad y el metabolismo.

Todos los participantes eran jóvenes, delgados y metabólicamente saludables. Los 29 participantes masculinos, de entre 19 y 27 años con peso corporal normal y sin condiciones metabólicas preexistentes, se dividieron en dos grupos: uno que continuó con su dieta regular y otro que añadió las 1,500 calorías adicionales de bocadillos al día.

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Ninguno de los hombres aumentó de peso en ese corto período de tiempo. Pero las resonancias magnéticas revelaron algo más perturbador: serias interrupciones en la señalización de la insulina en áreas clave relacionadas con la recompensa y el apetito.

Incluso después de volver a una dieta normal, la función de la insulina en el cerebro siguió alterada; una semana después de dejar los bocadillos altos en calorías, los investigadores volvieron a examinar la actividad cerebral de los hombres. El daño persistía.

Las áreas del cerebro relacionadas con la memoria, la toma de decisiones y cómo respondes visualmente a la comida seguían siendo significativamente menos receptivas a la insulina. Eso significa que incluso después de dejar la comida chatarra, tu cerebro sigue luchando para responder adecuadamente a las señales de hambre y saciedad.

La grasa del hígado aumentó, aunque el peso corporal no lo hizo: los hombres que se dieron un atracón de alimentos ultraprocesados no ganaron grasa en general, pero sus hígados contaron una historia diferente. La grasa hepática aumentó durante el período de cinco días, y esa acumulación se correlacionó fuertemente con la respuesta alterada de la insulina en el cerebro.