Un dilema complejo en la equidad sanitaria
En el ámbito de la equidad en salud, estamos ante un verdadero dilema del "huevo o la gallina". Entre mandatos federales cambiantes y exigencias de planes de atención específicos, las empresas de salud enfrentan una creciente presión para identificar las mayores barreras en el acceso a la atención médica, especialmente mediante la recopilación de datos sólidos reportados por los pacientes.
En teoría, esto debería ser positivo. Después de todo, recabar información sobre los determinantes sociales de la salud (DSS) es el primer paso para abordar los obstáculos que impiden a los pacientes recibir la atención necesaria. Sin embargo, en la práctica, rara vez es tan sencillo. Muchos líderes reconocen que, aunque deben preguntar a los pacientes sobre sus dificultades, no siempre pueden ofrecer soluciones concretas.
Para los pacientes, este desequilibrio puede resultar incómodo e incluso devastador. Una madre soltera con bajos ingresos que revele su incapacidad para cuidar a sus hijos y atender su propia salud vive una experiencia de gran vulnerabilidad. Si su confesión solo recibe un "gracias" automatizado sin ayuda alguna, su confianza en el sistema sanitario podría quedar fracturada.
Si los pacientes no entienden claramente qué se hará con sus datos, es lógico que se pregunten por qué compartir información tan personal. Este es el problema que lleva a muchos ejecutivos de salud a reflexionar: ¿cómo pedir de manera responsable datos sensibles si no tenemos el poder de cambiarlos?
Esta situación es aún más preocupante porque los pacientes suelen ser reacios a revelar problemas financieros o de transporte a menos que sea estrictamente necesario. Si los proveedores no responden adecuadamente, pierden oportunidades clave para conectar y apoyar a los pacientes en momentos cruciales.
Los líderes sanitarios deben encontrar un equilibrio sensible entre recopilar datos y ofrecer apoyo real.
De los datos a la acción
El enfoque en los DSS implica una nueva responsabilidad: traducir rápidamente los datos en acciones concretas. Los líderes buscan formas de operacionalizar estos datos y superar la mala reputación del sector por acumular información sin utilizarla.
Organizaciones como los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) exigen esta recopilación para investigar cómo las necesidades sociales afectan la salud y los costos. Más allá del cumplimiento, es una oportunidad para que cada sistema sanitario comprenda mejor a sus pacientes.
Factores como el estatus socioeconómico, el acceso a educación, el entorno y el empleo influyen profundamente en la salud. Analizar estos datos permite identificar causas detrás de las disparidades y diseñar estrategias más equitativas. Pero lograrlo requiere un alto nivel de confianza.
Con los cambios en la administración, se esperan recortes en Medicaid y una mayor incertidumbre. Los pacientes podrían perder cobertura o enfrentar obstáculos ya superados, sintiendo que el sistema no está diseñado para ellos. En este contexto, establecer canales de confianza para que compartan sus barreras será esencial. Sin ella, las empresas incumplirán normas y decepcionarán a los pacientes.
El estado de la equidad en salud
Al revisar las inscripciones en Medicaid y el Programa de Seguro Médico para Niños (CHIP), los datos parecen contradictorios. Tras un aumento durante la pandemia, el proceso de "ajuste" redujo el acceso. Para enero de 2025, [78.4 millones de personas] estaban inscritas, un 10% más que antes de la pandemia, pero un 17% menos que en marzo de 2023. En algunos estados, la caída fue más drástica, con inscripciones infantiles por debajo de los niveles prepandemia en 13 estados.
A pesar de ello, las inscripciones nacionales siguen siendo más altas que antes del COVID-19. Esto se debe, en parte, a la expansión de Medicaid bajo la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA), que permitió a 40 estados ampliar la elegibilidad. Muchos estados también actualizaron sus procesos de renovación, evitando pérdidas de cobertura innecesarias.
Sin embargo, muchos perdieron su seguro por fallos burocráticos. Durante la pandemia, algunas empresas suspendieron verificaciones de elegibilidad para facilitar las cosas, pero luego esas familias sufrieron desinscripciones inesperadas. Aunque las decisiones se tomaron con buenas intenciones, el daño a quienes dependían de esa cobertura fue real.
Para evitar más perjuicios, debemos usar los datos de forma proactiva: cerrar brechas y garantizar transparencia en la continuidad de la atención. La recopilación de datos también es clave para asegurar que los fondos federales destinados a Medicaid y CHIP se usen correctamente, exigiendo rendición de cuentas a los estados.
Es momento de evaluar todas las herramientas disponibles y explorar cómo la tecnología puede ayudar a las empresas de salud a avanzar, conectando con pacientes diversos mediante sus canales preferidos, evaluando sus necesidades de DSS y creando estrategias adaptadas a sus realidades.
Imagen: Getty Images
Sobre la autora
[Carrie Kozlowski, OT, MBA], cofundadora y directora de operaciones de [Upfront by Health Catalyst], combina su experiencia clínica con visión estratégica para impulsar la salud poblacional. Con más de 20 años en el sector, su trabajo se centra en mejorar la participación de los pacientes mediante soluciones digitales basadas en ciencia.
Este artículo forma parte del programa MedCity Influencers. [Descubre cómo publicar tu perspectiva en innovación sanitaria].
