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Tengo la impresión en este momento de que Mallorca está viviendo en un mundo de ensueño que está muy lejos de la realidad. Las protestas anti-turismo parecen interminables desde Soller hasta Santanyi y lo que me preocupa es que tendrán un impacto en el turismo y los turistas buscarán otros destinos. Es tan simple como eso. Quizás ese sea el objetivo final de los manifestantes, pero tendrá un impacto en la economía local, desde los empleos hasta los salarios.
El gobierno balear está en una posición neutral, lo cual no está ayudando a nadie. Debe decidir si respalda la lucha contra el turismo o apoya la industria tal como está en este momento. No se puede tener lo mejor de ambos mundos. Hay dos puntos clave que se deben recordar.
En primer lugar, la causa principal de los atascos y la superpoblación en las playas es que la población local ha aumentado un 20 por ciento en el espacio de 25 años. La infraestructura no ha sido mejorada y por eso todo parece estar “sobrecargado”.
El segundo punto, que no se menciona realmente, es que la economía local depende totalmente del turismo. Menos turistas, menos empleos. Ojalá todos los involucrados se despierten y escuchen un poco de sentido común. No se puede tenerlo todo. Menos turistas, menos ingresos. Eso es lo que Mallorca tiene que decidir si quiere.”
