El domingo al mediodía, aproximadamente un centenar de personas se congregaron en la Plaça Major de Pollensa para manifestar su oposición a la proyectada planta de almacenamiento de baterías de litio en las afueras del municipio.
Entre los asistentes se encontraban el exalcalde Miquel Àngel March, la actual teniente de alcalde Joana Aina Campomar y la consellera de Medio Ambiente, Steffy Pozo. Aunque el alcalde Martí March no estuvo presente, ya había expresado con anterioridad su apoyo a los residentes.
Se leyó un comunicado en defensa de “el territorio, la salud y la calidad de vida de la comunidad frente a un proyecto impuesto y ajeno a los intereses locales”. “Ni Pollensa ni Mallorca están en venta. El territorio no es una moneda de cambio para intereses foráneos a la comunidad. Esta planta no representa progreso, sino riesgo e imposición”.
Se advirtió sobre el posible impacto económico y medioambiental sobre el entorno rural y la bahía. “La planta no generará empleo en la isla, pero podría conllevar la pérdida de numerosos puestos de trabajo, como los de los pescadores de Pollensa o los agricultores que comercializan sus productos locales”.
Los residentes tienen previsto reunirse con representantes del ayuntamiento el lunes para deliberar sobre futuras acciones destinadas a impedir la construcción de la planta. Una petición en contra del proyecto ya supera las mil quinientas firmas.
