Paul Kirby, Editor digital de Europa y BBC Monitoring
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Kirill Dmitriev tuvo un papel destacado en el regreso de Rusia del aislamiento diplomático en 2025.
Kirill Dmitriev es un tipo de diplomático ruso poco común. Con 50 años, es relativamente joven y tiene un profundo conocimiento de los Estados Unidos, ya que estudió y trabajó allí durante varios años.
También es un hombre de negocios, como director del Fondo Ruso de Inversión Directa, y se complementa bien con su homólogo en la administración Trump, el enviado especial Steve Witkoff.
Dmitriev ahora se encuentra en el punto de mira debido a un borrador de plan de paz que surgió después de pasar tres días con Witkoff en Miami. Su equipo se ha negado a comentar sobre sus propuestas, que parecen una lista de deseos de Putin, ya que requieren que Ucrania ceda territorio bajo su control y reduzca el tamaño de su ejército.
Volodymyr Zelensky de Ucrania ha tenido cuidado de no rechazar sus términos, pero dice que cualquier acuerdo debe traer una “paz digna, con condiciones que respeten nuestra independencia y nuestra soberanía”.
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Witkoff (D) y Dmitriev han establecido una relación diplomática cercana
El enviado especial de Putin comprende la Ucrania moderna mejor que la mayoría en Moscú. Se crio en Ucrania, y un amigo afirma que, a los 15 años, Dmitriev participó en protestas prodemocráticas en Kyiv antes de la caída de la Unión Soviética.
Ha sido una figura constante en las iniciativas diplomáticas entre Estados Unidos y Rusia prácticamente desde el inicio de la segunda presidencia de Trump, y Steve Witkoff ha sido su contraparte habitual.
“Estamos seguros de que estamos en el camino hacia la paz, y como pacificadores debemos hacerla realidad”, declaró Dmitriev en una conferencia en Arabia Saudita a finales de octubre.
La pareja parece haberse conocido por primera vez en febrero de 2025, cuando el enviado de Putin jugó un papel clave para lograr la liberación de un profesor estadounidense de una cárcel rusa.
“Hay un caballero de Rusia, se llama Kirill, y él tuvo mucho que ver con esto. Fue importante. Fue un interlocutor importante que tendió puentes entre los dos lados”, dijo Witkoff a los periodistas.
Días después, cuando los diplomáticos estadounidenses y rusos se reunieron en Arabia Saudita, lo que en la práctica puso fin al aislamiento diplomático de Rusia en Occidente, Dmitriev participó en las conversaciones sobre relaciones económicas y Witkoff también estuvo allí.
Sin embargo, el enfoque directo de Dmitriev hacia los funcionarios de Trump no siempre ha dado resultado. Cuando Trump anunció sanciones contra las dos principales petroleras rusas el mes pasado, el Secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, lo tachó de “propagandista ruso” por sugerir que eso significaría precios más altos de combustible en Estados Unidos.
A diferencia de la mayoría del entorno de Putin, el enviado del líder ruso se desenvuelve con comodidad en un estudio de televisión estadounidense. Tiene cuidado de elogiar las habilidades diplomáticas de Trump mientras ofrece a los espectadores occidentales la narrativa del gobierno ruso en su propio idioma.
“No soy un militar… pero la posición del ejército ruso es que solo atacan objetivos militares”, le dijo recientemente a Jake Tapper de CNN, días después de que un kindergarten fuera bombardeado en la ciudad ucraniana de Járkov. “Solo trabajo para mantener el diálogo y asegurarme de que el conflicto termine lo antes posible”.
Dmitriev ciertamente no es un militar, es un especialista en inversiones privadas con olfato para los negocios.
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Cuando Putin viajó a los EAU en agosto, Dmitriev estaba allí en un segundo plano
Puede que Witkoff lo valore, pero en 2022, durante la presidencia de Joe Biden, el Tesoro de EE. UU. lo llamó “un conocido aliado de Putin” e impuso sanciones al Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), que él dirige desde 2011.
“Aunque oficialmente es un fondo soberano, el RDIF es ampliamente considerado un fondo opaco para el presidente Vladimir Putin y es emblemático de la cleptocracia rusa en general”, decía.
La actitud de Dmitriev hacia los años de Biden es bastante clara: bajo Biden no hubo ningún intento de comprender la posición rusa, argumenta, mientras que el equipo de Trump evitó la Tercera Guerra Mundial.
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La esposa de Dmitriev es amiga de Katerina Tikhonova, una hija de Vladimir Putin
Se afirma que Dmitriev ha acumulado una fortuna inmobiliaria con su esposa, la presentadora de televisión Natalia Popova. Popova es amiga y colega de la hija de Vladimir Putin, Katerina Tikhonova, y es subdirectora de la empresa tecnológica de Tikhonova, Innopraktika. Dmitriev también es ampliamente visto como parte del círculo de Tikhonova.
Su ascenso a la cúpula en Moscú está muy lejos de su infancia en Kyiv, donde era hijo de dos científicos. El padre de Dmitriev es un conocido biólogo celular en Ucrania y su madre es genetista.
Esa formación científica puede haber influido en su decisión de utilizar su fondo soberano ruso para financiar la vacuna rusa contra el Covid, la Sputnik V.
Se cree que Dmitriev conoció por primera vez al largo líder ruso al inicio de su presidencia en el 2000, pero no siempre ha estado de acuerdo con sus puntos de vista. Mientras Putin veía el colapso de la Unión Soviética como la “mayor catástrofe geopolítica del siglo”, un amigo afirma que Dmitriev se unió a una protesta estudiantil antisoviética en Kyiv a los 15 años.
Su relación con Estados Unidos comenzó el mismo año, en 1990, cuando participó en un programa de intercambio estudiantil en New Hampshire, donde un periódico local lo citó resaltando la identidad nacional ucraniana: “Ucrania tuvo una larga historia como nación independiente antes de convertirse en parte del imperio ruso”.
Más tarde regresó a EE. UU. como universitario y escribió una tesis sobre la privatización en Ucrania mientras estudiaba en la Universidad de Stanford. En su propuesta de tesis, sugirió que la investigación lo “prepararía mejor para hacer una contribución al proceso de reforma en Ucrania”.
Después de obtener un MBA en Harvard, trabajó para McKinsey en Los Ángeles, Praga y Moscú, y luego se unió al Fondo de Inversión Estados Unidos-Rusia, creado por EE. UU. para facilitar la transición de Rusia a una economía de mercado.
Dmitriev pareció crítico con la represión de Putin contra los oligarcas rusos en 2003 en una columna para el periódico económico Vedomosti.
Él escribió que “el mundo es lo suficientemente astuto para reconoser la diferencia entre seguir la ley al pie de la letra y usarla como una herramienta de influencia”.
Para 2007, ya estaba de vuelta en Ucrania, al frente del fondo de inversión Icon Private Equity, el cual tenía oficinas en Kyiv y Moscú.
Cada vez más, se quejaba de la “inestabilidad” política de Ucrania y sugería que Rusia estaba en una mejor posición para responder a la crisis financiera global.
Era un invitado frecuente en programas de televisión y en 2010 advirtió que Ucrania enfrentaría un “Holodomor económico” si seguía una política de aislamiento de Rusia, en referencia a la hambruna ucraniana de los años 1930 causada por las políticas del dictador soviético Joseph Stalin.
En 2011, regresó a Rusia para dirigir el recién creado Fondo Ruso de Inversión Directa y allí permanece hasta el día de hoy.
Sus acercamientos a la administración del presidente Trump no salieron de la nada.
El informe Mueller sobre los vínculos de la campaña de Trump con Rusia durante las elecciones presidenciales de EE. UU. de 2016 menciona que Dmitriev se reunió con partidarios de la campaña después de los comicios. Pero fue a partir de febrero de 2025 que los contactos con Estados Unidos se intensificaron.
Gran parte de su trabajo se ha centrado en la diplomacia, pero siempre ha tenido un ojo puesto en las oportunidades comerciales.
Propuso proyectos energéticos conjuntos en el Ártico y sugirió asociar el fondo de riqueza soberana de Rusia con empresas estadounidenses para desarrollar depósitos de tierras raras.
También ha hablado de que Rusia le ofreció a Elon Musk “una pequeña planta de energía nuclear para una misión a Marte” e incluso un túnel ferroviario “Putin-Trump” de 8.000 millones de dólares que uniría a ambos países bajo el estrecho de Bering.
Puede que la posición de Dmitriev esté mejorando en Rusia, pero su reputación se ha desplomado en Ucrania, donde se le han impuesto sanciones por supuestos crímenes contra Ucrania y los ucranianos.
