Profesora evacuada inicia sus estudios en el Reino Unido

Hay una distancia enorme, en todos los sentidos posibles, desde Deir al-Balah en el centro de la Franja de Gaza hasta Durham en el noreste de Inglaterra.

“Es otro planeta, no solo otro mundo,” dice Sana el-Azab, quien llegó a la ciudad catedralicia a finales del mes pasado después de ser evacuada al Reino Unido con otros 33 estudiantes.

“Nadie puede entender lo que viví en Gaza.”

En junio, a esta ex-maestra de 29 años le fue otorgada una beca en la Universidad de Durham para estudiar liderazgo educativo y cambio.

Siguieron semanas de incertidumbre, mientras políticos y académicos británicos presionaban para que a ella, y a decenas de otros estudiantes gazatíes con plazas totalmente financiadas, se les permitiera venir al Reino Unido.

Pero en plena noche, el 17 de septiembre, finalmente llegó “el gran momento” que ella había estado esperando y Sana salió de su casa primero hacia Jordania, para pruebas biométricas, y luego hacia Durham.

Esta es la primera vez que ella, y otros estudiantes de Gaza que han sido traídos al Reino Unido, hablan públicamente.

“No hay oportunidad de continuar tu educación superior en Gaza,” me dijo. “Todas las universidades están destruídas. Ya no hay sistema educativo en absoluto.”

Se informa que el campus principal de la Universidad de Al-Azhar, una de las instituciones académicas palestinas más grandes y antiguas, donde Sana hizo su licenciatura en literatura inglesa, ha sido reducido a escombros por los bombardeos israelíes y demoliciones controladas.

Durante dos años, toda la educación formal en persona ha estado suspendida, y la ONU ha advertido sobre una “generación perdida” de niños.

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Las escuelas se convirtieron en refugios para personas desplazadas.

Y el 97% de ellas han sufrido algún nivel de daño debido a la guerra, según el Grupo Global de Educación, una asociación de agencias de la ONU y ONGs.

Muchas fueron golpeadas directamente por ataques aéreos que, según el ejército israelí, tenían como objetivo a operativos de Hamas y otros grupos armados.

Casi 660,000 niños permanecen fuera de la escuela. Alrededor de 87,000 estudiantes universitarios también han sido afectados.

En junio, una comisión de investigación internacional independiente de la ONU dijo que Israel había “obliterado el sistema educativo de Gaza”.

“Mi sobrina de seis años me preguntó cómo es estar en la escuela,” dice Sana. “Ella no lo sabe. Imagina todo lo que se han perdido. Este es ya el tercer año.”

En abril del año pasado, Sana estableció su propia escuela improvisada en un edificio sin techo en su casa en Deir al-Balah. Normalmente asistían a clase veinte niñas entre las edades de siete y doce años. A veces, tenía hasta 50 estudiantes.

“Vi a niños desplazados pasando su tiempo en colas para conseguir comida y agua – sin tener una infancia, y quería hacer algo por ellos,” dice. “Había drones sobre nosotros las 24 horas y bombardeos a nuestro alrededor.”

Pero los niños estaban entusiasmados. “Quería darles un poco de normalidad.”

Al principio les enseñaba inglés, añadiendo un poco de matemáticas, a petición de los niños.

Había clases de arte semanales para permitir a las niñas expresar su trauma. “Ningún padre tenía tiempo para hablar con sus hijos sobre sus sentimientos,” dice.

Y había una comida diaria simple porque: “No es fácil enseñar a niños hambrientos.”

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Ella dice que también les enseñó “habilidades de supervivencia”, incluyendo cómo filtrar agua con carbón para hacerla más segura.

Dejarlos a ellos y a su familia extensa atrás fue una decisión difícil. Para ella, y para todos los estudiantes que han llegado al Reino Unido, hay una mezcla de orgullo y culpa.

“Salí solo con mi teléfono móvil y la ropa que llevaba puesta – eso es todo lo que me permitieron llevar,” dice. “Estoy muy orgullosa de haber llegado aquí. Pero es muy complicado. No puedo procesar todo. Es abrumador.”

“Me siento aliviada y agradecida y feliz de haber salido, pero siento tristeza por dejar atrás a mis preciados hermanos, y sobrinos y sobrinas, y padres mayores en esa situación terrible.”

En total, 58 estudiantes de Gaza han llegado ahora para tomar becas en más de 30 universidades en todo el Reino Unido. Después de que el primer grupo de 34 llegó el mes pasado, otro grupo de 24 vino la semana pasada. Veinte más están esperando para salir de Gaza.

“Ha sido un proceso implacable y muy, muy difícil, cuando debería haber sido mucho más fácil,” dice Nora Parr, una académica e investigadora de la Universidad de Birmingham, quien ha coordinado las evacuaciones educativas.

“Estas son las personas que van a reconstruir Gaza,” dice. “Quieren hacer que todos estén orgullosos y aprender todo lo que puedan. Ojalá hubieran podido venir una semana o dos antes de que comenzaran sus cursos para ayudarles a establecerse.”

Y añade: “Pero espero que esta sea una oportunidad que se pueda desarrollar porque las necesidades son enormes.”

Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido dijo que la evacuación había sido un “proceso altamente complejo” y que se espera que más estudiantes lleguen en las próximas semanas.

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Para Sana, dejar Gaza para estudiar en Durham fue una oportunidad que no podía desaprovechar.

La educación siempre ha sido un santuario para ella y un puente hacia el futuro. Pero dice que está luchando para concentrarse.

“Es difícil pasar del modo supervivencia al aprendizaje.” La mitad de mi mente está en clase y la otra mitad todavía está en Gaza.

Todavía estoy conociendo Durham. Es un lugar hermoso, seguro, pequeño y hay mucha gente que apoya. Caminar por aquí es como una terapia para mi.

En su primera visita al supermercado, no podía salir del pasillo del pan, impresionada por ver y oler tanta abundancia. Pero todavía no puede comer ni dormir bien.

Desea aprovechar al máximo su experiencia en el Reino Unido.

“Y luego quiero regresar a Gaza y traer el cambio”, dice.