Sarah Rainsford
Corresponsal para el Sur y Este de Europa, Vilnius, Lituania
Mira: la BBC capta las celebraciones mientras Bielorrusia libera a prisioneros políticos
Los rumores sobre una gran liberación de prisioneros en Bielorrusia circulavan desde hacía un par de días. Pero nadie revelaba los nombres de la lista, ni el número exacto, hasta que todos estuvieron seguros afuera, finalmente libres.
En total, han sido liberados 123 prisioneros políticos, incluyendo algunos de los nombres más conocidos entre los políticos opositores, activistas de derechos humanos y periodistas bielorrusos.
María Kolesnikova, la líder de las protestas con su famosa sonrisa de labios rojos, estaba en la lista de liberados. Un video de ella saltando de alegría y abrazando a otros ex-prisioneros, feliz de reunirse, pronto circuló por las redes sociales. Luego llegó otro, en un autobús fuera de Bielorrusia, donde agradecía a todos quienes ayudaron a lograr este momento.
"Es una sensación de felicidad increíble ver a quienes me son queridos, abrazarlos y darme cuenta de que todos somos libres", le dijo a la cámara Masha, como se la conoce, con los labios pintados de rojo nuevamente. Dijo que el primer atardecer de su libertad fue algo de una belleza inmensa. "Pero también pienso en aquellos que aún no son libres y espero el momento en que todos podamos abrazarnos, cuando todos sean libres".
Reuters
María Kolesnikova (centro) estuvo entre los más de 100 prisioneros entregados a Ucrania
También está libre Viktor Babaryka, un banquero que intentó postularse a presidente en 2020 pero fue encarcelado antes de que empezaran las elecciones. El ganador del Premio Nobel de la Paz, Ales Bialiatski, también ha sido liberado de una sentencia de 10 años.
Todos fueron encarcelados por su oposición al gobierno autoritario de Alexander Lukashenko, cuyas fuerzas de seguridad aplastaron las protestas masivas de 2020 con fuerza brutal. Estas representaron el mayor desafío a su mandato que jamás haya enfrentado.
La liberación de los prisioneros ahora es el resultado de largas y complejas negociaciones lideradas por Estados Unidos, que culminaron con una visita de dos días a Minsk esta semana del nuevo enviado especial de Donald Trump, John Coale.
Para Lukashenko, ese acercamiento en sí es una victoria: tras años como paria político en Occidente, claramente está feliz de volver a hablar con Estados Unidos. Pero también consiguió que se levantaran las sanciones estadounidenses sobre una exportación clave para su país, el potasio, como una recompensa más tangible. Las sanciones de la UE –y políticas más duras– siguen vigentes.
No está del todo claro qué gana Trump con esto. Pero Bielorrusia es un aliado cercano de Rusia, incluso en su guerra contra Ucrania, y el movimiento se da mientras Estados Unidos también se ha estado re-acercando a Moscú, buscando un acuerdo de paz.
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El ganador del Nobel de la Paz Ales Bialiatski fue uno de los prisioneros liberados
Siempre se esperó que las decenas de prisioneros que Lukashenko acordó soltar vinieran aquí, a Vilnius, Lituania, donde una multitud de amigos, familiares y compañeros activistas se reunió frente a la embajada estadounidense en el frío helado para recibirlos. Algunos llegaron envueltos en la bandera opositora roja y blanca de Bielorrusia.
Tatsiana Khomich, hermana de Masha Kolesnikova, que había hecho campaña por más de cinco años por su liberación, no podía dejar de sonreír. "Acabo de hablar con Masha", me dijo después de una videollamada. Kolesnikova, flautista profesional antes de las polémicas elecciones de 2020, pasó gran parte de su sentencia en aislamiento, sin poder recibir cartas ni llamar a su familia. "Ella está bien, está buena. Solo quiero abrazarla. Aún no puedo creerlo del todo", dijo su hermana.
De repente, hubo un conmoción en la multitud: un coche de policía, con luces azules destellando, se dirigía hacia la entrada de la embajada estadounidense, liderando un pequeño convoy de otros vehículos. Pero era imposible que los 123 ex-prisioneros estuvieran dentro. En su lugar, supimos que solo siete ciudadanos extranjeros habían sido traídos a Lituania y, de los bielorrusos, solo Ales Bialiatski.
‘Optimismo y activismo’
Los demás, incluyendo a Kolesnikova, habían sido llevados fuera de Bielorrusia hacia Ucrania: de la prisión, a una zona de guerra. Quedarse en su propio país usualmente no es una opción disponible.
"¿La idea de Lukashenko, quién más?" fue como interpretó el sorpresivo desvío a Ucrania un miembro del equipo de la líder opositora Svetlana Tikhanovskaya. Parece que él decidió jugar un último juego de poder, para que las reuniones familiares, tan esperadas, se retrasaran.
Pero, ¿y el precio pagado por ese momento? Tikhanovskaya es amiga y aliada política de Masha Kolesnikova, pero ella siempre pide máxima presión sobre Lukashenko por parte de Occidente. Así que me pregunté si Estados Unidos ha ido demasiado lejos.
"Este es un proceso de negociación. Claro, sería bueno para nosotros si no se le diera nada a Lukashenko, porque todas esas personas son rehenes de su régimen. Son inocentes. Pero así es como funciona la negociación", respondió, señalando luego que las sanciones siempre se pueden reaplicar si es necesario. "El presidente Trump ahora usa la zanahoria. También puede usar el palo".
A unos pasos, un hombre que ondeaba una bandera gigante temía que Lukashenko simplemente tomara más prisioneros. Esto no es una señal de humanidad repentina, dijo.
Tras un breve tiempo dentro de la embajada estadounidense, Ales Bialiatski salió a la calle ante vítores eufóricos de la multitud. Demacrado, con la cabeza afeitada y aún con su chaquetón azul de prisión, admitió que su cabeza daba vueltas por todas las sensaciones tras cuatro años en la cárcel.
"Me trajeron a través de Bielorrusia con los ojos vendados, de este a oeste, así que aún no puedo asimilarlo. Esto es muy emotivo", compartió, describiendo cómo lo despertaron a las 04:00 y el guardia le dijo que hiciera su equipaje.
Cuando le pregunté qué quería ahora más que nada, no dudó: "¡Quiero ver a mi esposa!" Me dijeron que ya está en camino.
La propia organización de Bialiatski, Viasna, monitorea las detenciones políticas en Bielorrusia, y el activista recordó a todos que muchos cientos de personas como él –solo que menos conocidas– se han quedado entre rejas. "Es muy importante que todos continúen trabajando por esos prisioneros políticos que aún están en las cárceles bielorrusas, para lograr la liberación completa de todos ellos".
Luego, levantando la bandera roja y blanca de sus hombros, tuvo un mensaje para los bielorrusos en todas partes. "Optimismo y activismo", les dijo Ales Bialiatski, con una sonrisa repentina. "¡Nunca se rindan!"
