El Primer Ministro francés, Sébastien Lecornu, sobrevivió por los pelos a dos mociones de censura.
Créditos: Facebook
Fue un asunto muy ajustado para el Primer Ministro de Francia, Sébastien Lecornu, quien ha logrado superar por un estrecho margen dos mociones de censura que podrían haber derribado su gobierno.
La primera moción, impulsada por la extrema izquierda de La Francia Insumisa (LFI), estuvo a tan solo 18 votos de prosperar: 271 diputados la apoyaron, mientras que se necesitaban 289 para destituir al primer ministro. El segundo intento, lanzado por la extrema derecha de Agrupación Nacional (RN), fue mucho menos amenazante, con solo 144 votos a favor.
Este drama coronó una semana de gran tensión en la política francesa, mientras Lecornu se afanaba en consolidar el apoyo del Partido Socialista, cuyos diputados finalmente decidieron no unirse a la rebelión de izquierdas. A cambio, el primer ministro accedió a congelar la polémica reforma de las pensiones de 2023 hasta después de las próximas elecciones presidenciales; una medida que pudo salvarle el puesto, al menos de momento.
Lo Más Leído en Euro Weekly News
Aún así, no todos siguieron la disciplina de voto. Siete diputados socialistas, junto con uno de Los Republicanos y otro del grupo centrista LIOT, quebraron la unidad y votaron con la extrema izquierda; un recordatorio de lo frágil que es en realidad la mayoría de Lecornu.
Alianzas inverosímiles y tensión política
Dentro de la Asamblea Nacional, el ambiente era electrizante. Diputados de extremos opuestos –LFI en la extrema izquierda y el RN de Marine Le Pen en la extrema derecha– se volvieron contra Lecornu, unidos únicamente por su frustración hacia su liderazgo.
Estos dos partidos casi nunca apoyan las mociones del otro, pero en esta ocasión, la indignación hacia el gobierno era tan profunda que llegó a difuminar las líneas, aunque solo fuera brevemente.
No obstante, la alianza no duró mucho. Los diputados de LFI se negaron a respaldar la moción por separado del RN, insistiendo en que jamás se alinearían con la extrema derecha.
Tras las votaciones, Mathilde Panot, líder del grupo de extrema izquierda, adoptó un tono desafiante.
«Lanzamos un solemne llamamiento al país: no se rindan, no pierdan el valor», declaró a los periodistas, insinuando que su partido podría intentarlo de nuevo pronto.
Y pueden hacerlo: no hay límite en el número de mociones de censura que se pueden presentar, lo que significa que es posible que Lecornu solo haya obtenido una tregua temporal.
Próxima batalla: el presupuesto de 2026
Con esta amenaza inmediata superada, el primer ministro se enfrenta ahora a un nuevo desafío: guiar a su gobierno a través de los debates del presupuesto para 2026, lo cual podría poner a prueba una vez más las frágiles alianzas que lo mantienen en el poder.
Yaël Braun-Pivet, presidenta de la Asamblea Nacional, pidió calma y cooperación tras la votación.
«Una mayoría en la Asamblea Nacional está comprometida con esta dinámica de trabajo y compromiso», afirmó, añadiendo que es hora de que todos «se remanguen» y avancen.
Pero muchos en París dudan de que una cooperación fluida sea posible. Los socialistas ya han advertido de que su apoyo esta semana no garantiza su respaldo futuro, especialmente si entran en conflicto con Lecornu por los planes de gasto.
Por ahora, el primer ministro puede respirar, pero muy poco. Su supervivencia depende de mantener de su lado a un parlamento dividido, con rivales al acecho y la paciencia ciudadana cada vez más agotada.
Puede que Lecornu haya sobrevivido a la votación, pero su control sobre el poder sigue siendo tan precario como siempre.
Manténganse conectados con Euro Weekly News para más noticias desde Francia.
