Los ganaderos de la provincia de Málaga urgen a las autoridades a implementar nuevos planes a más largo plazo para prevenir incendios forestales, tras un verano de 2025 que ha sido el peor registrado en España.
No obstante, la provincia registró una de las menores superficies calcinadas de la última década, gracias a un marzo lluvioso que rompió una sequía de tres años. Aun así, los agricultores advierten que descuidar tareas de mantenimiento como la limpieza de terrenos podría provocar de nuevo incendios devastadores similares a los de Mijas o Sierra Bermeja de años recientes.
Los productores agrícolas locales enfatizan la necesidad de manteneerse vigilantes y seguir los métodos avalados por siglos de experiencia. Hacen eco de las preocupaciones expresadas a finales de julio por los alcaldes del Valle del Genal. El alcalde de Jubrique, Alberto Benitez, alertó sobre la crítica escasez de agentes forestales, señalando que actualmente solo hay tres o cuatro activos en su municipio, frente a los siete necesarios. “Nos preocupa enormemente el desmantelamiento del Plan INFOCA. En 2021, enfrentamos uno de los mayores incendios de España, que destruyó 10.000 hectáreas en Sierra Bermeja. Esta zona debería ser prioritaria para la vigilancia,” declaró Benitez.
La región de Málaga retoma sus raíces ancestrales en protección contra incendios
En la misma región, los ayuntamientos están tomando medidas proactivas y escuchando las advertencias de quienes más saben: los pastores de ovejas y cabras. En febrero, el alcalde de Benarrabá, Silvestre Barroso, anunció la compra de un rebaño de 40 cabras por más de 3.000 euros con fondos municipales para limpiar terrenos forestales públicos en la Serranía de Ronda, también ubicada en el Valle del Genal. Ahora ha invitado a los burros rescatados de Donkey Dreamland a unirse a la limpieza natural de matorral seco. La iniciativa incluye la formación y contratación de un joven pastor saharaui, Mohamed, financiada con fondos Next Generation UE para combatir la despoblación rural.
La pérdida de animales en los bosques y tierras silvestres de España ha sido un elemento clave en el aumento de incendios en zonas naturales. Anteriormente, poblados por jabalíes y ciervos, además de animales de granja como ovejas y cabras en pastoreo, los suelos forestales se limpiaban de material inflamable de forma natural.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Málaga, uno de los factores que propagaron los incendios de 2022 en la Sierra de Mijas fue un grupo de pinos que literalmente explotaron, lanzando resina ardiente desde su interior al incendiarse. Esta aglomeración de árboles nunca habría ocurrido de haber habido suficientes animales para distribuir las semillas. Los herbívoros comen las piñas y luego distribuyen las semillas más o menos uniformemente por el bosque a través de sus heces. Sin animales que redistribuyan las semillas, los nuevos pinos crecen donde caen, en la base del árbol original, lo que aumenta la intensidad de los incendios.
Décadas de leyes restrictivas prohibieron el pastoreo de ganado en los bosques de la Región de Málaga, eliminando el papel tradicional de los pastores como protectores clave del medio ambiente. Afortunadamente, las políticas han cambiado y el gobierno andaluz ahora apoya programas para reintroducir ganado privado en los bosques, ayudando en la prevención de incendios.
Miembros de organizaciones agrarias como ASAJA y UPA subrayan la necesidad de revivir las prácticas tradiciones de pastoreo mediante incentivos económicos que garanticen la rentabilidad para los agricultores. Sin tales medidas, advierten, las zonas rurales enfrentarán desafíos ambientales agravados por veranos más secos.
Además, si la ganadería no es rentable, los subsidios o programas de formación no serán suficientes para retener a los jóvenes agricultores. La sociedad y el gobierno deben reconocer los riesgos de perder el sector primario y la renovación generacional necesaria para sostener la agricultura y ganadería tradicionales.