Presidente de Valencia tachado de “asesino” en acto conmemorativo de las inundaciones

El líder de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, fuertemente cuestionado por su gestión de las inundaciones, fue abucheado este miércoles durante un acto de homenaje estatal que conmemoraba el primer aniversario de la catástrofe natural más mortífera vivida en el país en una generación.

Mazón ha enfrentado un escrutinio feroz por su manejo de la catástrofe del 29 de octubre de 2024, que segó la vida de más de 230 personas, y ha rechazado de forma reiterada las peticiones de que presente su dimisión.

Su administración autonómica –responsable primaria de la respuesta de emergencia dentro del sistema descentralizado español– envió alertas a los móviles de los ciudadanos cuando las riadas ya habían comenzado en algunas zonas.

Dicha alerta, además, llegó con más de doce horas de retraso respecto al aviso de nivel máximo por lluvias torrenciales emitido por la Agencia Estatal de Meteorología.

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Familiares de las víctimas profirieron consignas como “asesino”, “cobarde” y “fuera” cuando Mazón acudió al acto conmemorativo en la ciudad mediterránea de Valencia.

Al término del evento, volvieron a lanzarle insultos, entre los que se oyeron “dimisión”, “hijo de puta” y “deberías estar en la cárcel”.

Otros asistentes intentaron acallarles, pidiendo respeto.

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Aprendiendo ‘lecciones’

El rey Felipe VI, la reina Letizia y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, encabezaron la presencia de líderes políticos, altos cargos y dolientes en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, un complejo cultural y arquitectónico.

Felipe, quien rara vez realiza intervenciones de cariz político, se refirió indirectamente a la controversia en un discurso que enfatizó la necesidad de “seguir analizando las causas y las circustancias de la tragedia”.

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Dicha acción pretendía, según sus palabras, “extraer con rigor y sosiego las lecciones necesarias para mejorar nuestra capacidad de afrontar otras grandes catástrofes en el futuro, y evitar o minimizar en lo posible sus peores consecuencias”.

Alrededor de 800 familiares de las víctimas estuvieron presentes, algunos de ellos portaban camisetas con fotografías de sus seres queridos fallecidos. Una de ellas mostraba la leyenda “Fueron muertes evitables”, y otra, simplemente, “Justicia”.

Familiares de las víctimas reciben el consuelo del rey Felipe VI y la reina Letizia durante el homenaje de estado a las más de 230 víctimas de las inundaciones del año pasado, en el primer aniversario de la catástrofe. (Foto de Oscar DEL POZO / AFP)

El acto incluyó la lectura de los nombres de cada una de las víctimas, una elegía, discursos de familiares y un minuto de silencio.

“Para nosotros, lo más importante es que prevalezcan la verdad, el respeto y la humanidad”, afirmó Andrea Ferrari Canut, hija de una de las fallecidas.

En la catástrofe del año pasado, las lluvias torrenciales desataron riadas que causaron la muerte a 229 personas en localidades de las proximidades de Valencia.

Siete personas más fallecieron en la vecina región de Castilla-La Mancha, y una en Andalucía, al sur.

La riada arrastró 130.000 vehículos y dañó miles de viviendas, generando 800.000 toneladas de escombros.

Heridas que ‘nunca cicatrizan del todo’

A pesar de los evidentes indicios de inundaciones severas, Mazón mantuvo una prolongada comida con un periodista el mismo día de la catástrofe.

El líder ha defendido su gestión de la crisis, argumentando que su magnitud era imprevisible y que las autoridades centrales no proporcionaron avisos suficientes sobre la severidad de las lluvias.

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“Hicimos todo lo posible en unas circunstancias inimaginables, aunque en muchos casos no fue suficiente, y hoy debemos reconocer nuevamente esa realidad”, declaró Mazón en un mensaje televisado previo al homenaje.

Más de 50.000 personas se manifestaron el sábado en las calles de Valencia para exigir la dimisión de Mazón, en la más reciente de una serie de protestas similares.

El gobierno autonómico decretó un día de luto oficial, mientras que el municipio de Paiporta, epicentro del desastre, guardará tres días de duelo.

En una de las calles principales de Paiporta, una farmacia colocó una hilera de velas rojas y blancas en el suelo a la entrada, en honor a los fallecidos, pudo constatar un periodista de la AFP.

“Creo que Paiporta tardará muchos años en recuperar su aspecto anterior, en cuanto a calles y casas, y no creo que la herida llegue a cerrarse del todo jamás”, comentó Carmen Rausell, una farmacéutica de 61 años, con los ojos arrasados en lágrimas.